Patriotas, sabios, únicos, ganadores, insuperables. Los argentinos creemos ser todo eso. Nuestro juego de mesa clásico es el truco, que incluye la mentira.

Al igual que en el Fútbol, el argentino usa mucho la gambeta. ¿Qué es la gambeta? Mentira. No digo que eso somos, sino que estamos lejos, muy lejos de entender el juego. Muy lejos de entender que se pierde. Muy lejos de aprender a perder para crecer, para respetar al rival, para competir y fortalecernos. Lejos. Muy lejos.

Los pioneros del fútbol, sin embargo, priorizan el respeto. El rival es rival, y no enemigo. Aunque en Inglaterra los hinchas no pueden ir a la cancha, haciendo referencia a lo que el argentino conoce como hincha, aquel eufórico e incesante alentador nato. En el país del Big Ben, del Buckingham Palace, le cobran como mínimo 84 euros al simple ciudadano para ingresar al estadio. Pese a esto, el respeto sigue existiendo.

Ayer, Chelsea estrenaba la adquisición del torneo doméstico en su estadio. Liverpool lo recibió como corresponde, o al menos, como debería ser: con respeto, reconociendo los méritos al esfuerzo y al trabajo colectivo durante meses, que le permitió coronarse por quinta vez en su historia (segunda de la mano de Mourinho). ¿Se imaginan si acá River recibiera en el Monumental a Boca con la alfombra de campeón?

Pero no este el único evento a destacar en la tarde en Londres. Steven Gerard, capitán y emblema del conjunto rojo, se retiró durante el partido y todo el estadio lo ovacionó. ¡Los hinchas de Chelsea de pie aplaudiéndolo! Fantástico, muestra de hombría y respeto. Acá, sin embargo, creemos que se pierde la hombría, la sangre Argentina, acusando de traición una acción tal.

Sin embargo, esto es parte del progreso, de crecer como persona, como sociedad y hasta como jugador. La cuestión es que, pequeñas acciones demuestran el por qué hoy en Argentina se juega con alambrados, con una inexplicable cantidad de policías para operativos, en un fútbol que sólo se juega ¡con hinchas locales! Por estos pequeños detalles, es que hoy, estamos lejos. Muy lejos.