Si esperan desde este artículo alguna mala palabra, algúninsulto o información archiclasificada, deténgase ahora. Solo voy a la hablarde la peor de las calificaciones que puede recibir un ser humano: laincapacidad. “Carencia de condiciones,cualidades o aptitudes, especialmente intelectuales, que permiten el desarrollode algo, el cumplimiento de una función, el desempeño de un cargo, etc.” rezala definición de cualquier diccionario más o menos creíble.

Quizá no sea lo peor este aspecto, quizá lo peor sea laausencia del deseo (o voluntad) de hacer las cosas, no debe haber peorincapacidad que la de no desear hacer las cosas de la mejor manera posible.

Erroresmás, errores menos. Lo que ocurrió anoche en la cancha de Bocacon la agresión a los jugadores de River no deja más que interrogantes,preocupaciones, dudas y sobre todo, un desaliento demoledor.

El veedor de la Conmebol, el árbitroHerrera y las autoridades intentando “negociar” una salida decorosa y lapreparación de un informe plausible de apelar, el Secretario de Seguridad,Sergio Berni, declarando que “el operativo fue exitoso” y responsabilizando alos dirigentes, éstos últimos culpando a la hinchada, ésta a los jugadores, losjugadores a los periodistas y los periodistas a todo el resto aquí citado. Un círculopor demás vicioso que solo me lleva, desde estas líneas, a plantearnos dondeestamos parados y de quienes son las incumbencias y responsabilidades de esteasunto.

“El Fútbol es unreflejo de la sociedad” se dice a gritos en todas las charlas de café. ¿Quénos pasa? Sí solo el fútbol nos permite ver como estamos y sólo este deportenos pone en alerta a la sociedad, estamos paralizados en una adolescencia extremaque no nos lleva a ninguna lado, o peor, nos hunde. Usamos al fútbol paraexplicarlo y justificarlo todo.

La connivencia política dirigencial, la mezquindaddeportiva y sobre todo, la inmadurez que tenemos como sociedad.

“Esto no es Boca” ¿ahno? “Somos distintos” dicen los deRiver ¿ah sí? Entonces nadie es responsable, entonces la culpa siempre es delotro. Empiezo por mí, que soy de Boca, pero no me hago cargo, digo “soy simpatizante, no fanático” para nosentirme parte de la cultura del aguante que todo lo justifica.

Sí, tambiénesquivo el bulto.

Ya para ir cerrando, quizá en este país y en esta época hayalgo que me preocupa mucho, la salida -o solución-. ¿Hay salida? ¿Cuál es?¿Cuál es el próximo estadío superior de madurez que nos permita como sociedadhacernos cargo? ¿Existe ese lugar donde nos unamos los de Boca y los River ylos dirigentes, autoridades e hinchas? Hay pasos a seguir, la unidad y laresponsabilidad, entre otros valores, pero en el país de romper las reglas, esoes de botón. Entonces existe, pero lo condenamos y maltratamos, así estamos.