Creo quenuestra sociedad tocó fondo. Lo que pasó en la Bombonera fue un fiel reflejo delo que es nuestra sociedad. Uno se pregunta hasta cúando se deberá seguir así,con esta impunidad.¿ Acaso se espera que muera un jugador, un técnico o un juezpara darnos cuenta que debemos cambiar?

Se hablódurante veinte días acerca del partido que finalmente jugaron ayer Boca yRiver. El mundo entero fue testigo de lo sucedido y, una vez más, dimos vergüenzaa nivel nacional. Aquí somos todos culpables, no solo ese puñado de “hinchas”que arrojaron el gas pimienta.

Hay un operativo de seguridad que fuelamentable. Los jugadores de River, tuvieron que esperar aproximadamente doshoras en el campo de juego para luego poder retirarse. Uno se pregunta dóndeestaban esos 1300 efectivos de seguridad. ¿Era tan difícil despejar la plateade vitalicios, en donde la gente tiraba al campo de juego lo que encontrarapara golpear a algún jugador de River?

También espara cuestionar y mucho la actitud de muchos de los jugadores de Boca. SoloArruabarrena acompañó a los jugadores del equipo contario para que puedierasalir. El resto del platel se quedó en el campo y acto seguido, saludó a labarra para ahí sí despejar el área.

Otro puntoa resaltar es el papel bochornoso que hizo la CONMEBOL ayer.

Otro más. ¿Eranecesario demorar tanto para suspender un encuentro que debió ser suspendido alos diez minutos? Además vienen de ciertos antecedentes que verdaderamenteasustan. Sin ir más lejos, en el año 2012 Tigre y San Pablo jugaron la finalcorrespondiente a la Copa Sudamericana y en el partido de vuelta allá enBrasil, los jugadores argentinos fueron agredidos en el entretiempo por laseguridad personal del club y debido a las lesiones, decidieron no salir ajugar el segundo tiempo y la confederación dio por ganado el partido a SanPablo.

Todavía no hay una sanción oficial por partede la CONMEBOL, pero aseguran que Boca quedaría eliminado de la CopaLibertadores y como castigo no podrá jugar dos años en su estadio a nivelinternacional. Hay que empezar a sancionar estos actos y la única manera intuyo,es ésta. Se han perdido muchos valores, muchos códigos. El fútbol no es elproblema central, aquí debemos cambiar nosotros.