Las abuelas nos dieron la pauta de lo que podía pasar cuando nos decían que acostemos desde chiquitos a nuestros hijos en la cuna porque después no los íbamos a poder sacar más de nuestra cama.

Lo más hermoso del mundo es dormir acurrucados a nuestros bebés recién nacidos. El problema es que para nosotros siempre van a ser esos bebés del primer día, pero los chicos crecen y la cama no. El niño pasa de sus 50 hermosos y rechonchos centímetros a sus 75 centímetros al año y así hasta que terminamos durmiendo en el sofá.

Es normal que esto suceda, sobre todo cuando los padres son primerizos y no quieren perderse ningún momento de la vida de su hijo, ni de día ni de noche.

 El problema es que lo que se termina perdiendo es la pareja.

Si se te escapó la tortuga y tu bebé ya tiene cuatro años se te va a complicar un poco porque toda su vida (si, toda su vida) durmió en la cama con sus padres, así que hay una lista de tips que de a poco dan resultado.

1- Combatí la oscuridad. Absolutamente todos los chicos le tienen miedo a la oscuridad, es por esto que lo que se puede hacer es dejarle una luz tenue encendida. No debe ser una luz fuerte porque sino va a haber muchas cosas que distraigan su atención y no va a poder dormir. Un velador con una lámpara de pocos watts es lo ideal.

2- Leele un cuento. El tema del cuento es algo que después de un largo día de trabajo duerme más a quién lo lee que a quien debería dormir, pero es un buen tranquilizante.

No hace falta que sea demasiado largo, la idea es que el imaginar la historia con la cabeza en la almohada los vaya introduciendo de a poco en un estado de ensoñación.

3-Último recurso. Si las dos anteriores llevadas a cabo al unísono no te dieron resultado probá de cantarle alguna canción de cuna en voz muy baja. Te puedo asegurar que no existe resistencia cuando la usás como última opción. 

Después de todo esto pedile a tu pareja que haga un esfuerzo y te despierte para que pases a tu cama, ya que seguramente te quedaste dormido también.

 Ahora bien, si todo esto funciona y el bebé (ya casi hombre) durmió toda la noche sin compañía, lo ideal es que al otro día haya un premio esperándolo. No hace falta que sea nada del otro mundo, alguna chuchería está bien, el tema es que sienta que se lo ganó. 

Seguramente te reclame sorpresas todos los días y el presupuesto no nos va a permitir seguirle el tren, así que una buena opción es el sistema de fichas.

Es algo sencillo, cada vez que duerme sólo se gana una ficha,  y al sumar, por ejemplo, cinco, gana un premio. Y así hasta que ya ni recuerde las fichas y hayas recuperado tu cama.

No hay una ley que diga en qué momento deben dejar de dormir con los padres, pero sí hay indicios claros de que eso afecta la relación de pareja, motivo más que suficiente para poner manos a la obra. 

Vas a ver que era más sencillo de lo que pensabas y tu pareja va a retomar su curso normal.