Si bien nunca sufrí ese tipo de violencia, ponerse en el lugar de otro no es un objetivo inasible. Debería ser un ejercicio diario el sentir con el otro y reflexionar para luego actuar sin perjudicar, porque después de todo: "no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hagan a vos"... una práctica cultural un tanto residual, pero efímera.

La marcha del 3 de junio, viralizada en las redes sociales con el hashtag #NiUnaMenos, se hizo eco en la sociedad por los casos recurrentes estos últimos meses en Argentina. El caso no es que en otros países o naciones no suceda, el problema es que las leyes están, pero son solo letras en un papel para aquellos que deciden reducir a una mujer a la nada, a una cosa.

¿Será que les gusta ver a una persona sufriendo? ¿Les dará satisfacción pisotear la dignidad de una mujer que asimismo debiera gozar de igualdad con el hombre y no ser solo "la ama de casa"?

Las mujeres nos merecemos más. Recién en 1950 comenzamos a tener un espacio más preponderante en la sociedad, pero ese proceso continúa inacabado. El feminismo condujo la obtención de derechos para el sexo femenino. Sin embargo, tanto hombres como mujeres debieran luchar de la misma forma por la igualdad de condiciones. Estos pensamientos vienen rumiando en mi cabeza desde que Patricia Arquette en los Oscar's esbozó un discurso en el cual decía que ya es tiempo de que las mujeres en la industria del cine ganen lo mismo que un hombre, porque al fin y al cabo trabajamos con esfuerzo, dedicación y sentimiento.

Debiera ser así, debiera. Pero basta de enunciar: "debiera", pasemos al "TIENE QUE SER" y al "ES ASÍ". Pongámosle fin a los abusos y a los avasallamientos. No estoy promoviendo una lucha violenta, estoy proponiendo un cambio cultural, aunque sea paulatino. Tampoco seamos corto placistas, todo conlleva un tiempo de maduración y más aún todavía una forma de actuar y conducirse dentro de la sociedad. Por lo tanto pido , que no sea una mujer golpeada más  y que no falte ni una de ellas.