Si miramos a un país como Noruega, tenemos mucho que aprender de esa sociedad repleta de felicidad lograda por tener presente en todo momento los valores éticos, donde los empresarios sólo disponen de una riqueza tres veces mayor que la de sus empleados, donde existe igualdad.

Es preocupante encontrarnos en un mundo lleno de incoherencias, de guerras, de clases sociales, quién tiene más, vale más. ¿ Acaso qué es lo que tiene, que lo hace más rico? Dinero. Solo eso. Yo diría que solo con eso, es un ser pobre.

Está claro que todos buscamos la felicidad, algunos optan por comprar libros que le digan cómo poder lograrlo, algunos otros creen que pueden conseguirla sometiéndose a una religión, otros lo asocian con el dinero, que vivir con más cosas materiales, probablemente los haga más felices.

Para que funcione una sociedad, debe existir el ecualitarismo, un principio que significa igualdad, clave para el éxito de un país que desea aumentar su desarrollo humano. Para eso necesitamos del Estado, que garantice ciertas cuestiones como la salud; el trabajo; eliminar la corrupción, aumentar el cuidado al medioambiente.

Noruega posee 0% de pobreza, es un país feliz. Porque todo va de la mano con todo, la felicidad no va por un lado, y la situación económica por otro. Esto es un conjunto, somos un grupo de humanos que deseamos lo mismo pero por distintos medios, y no sirve. Todos debemos querer lo mismo mediante la paz, la solidaridad, y la coherencia.

El 70% de noruegos hacen trabajo voluntario, y las empresas contratan personas que les establezca los valores éticos para mantener contento al empleado, brindandole calidad humana por sobre trabajo excesivo.

Las mujeres tienen 15 meses de licencia por maternidad, y los maridos, tres meses: hay igualdad. Las organizaciones mantienen el lugar de trabajo a aquellas mujeres, porque es importante que el niño esté con quien le ha dado la vida. Por allí se empieza, y esto habla de una sociedad totalmente enriquecida por humanidad. Ser feliz es también esto. 

Claro, pero hay un trasfondo que no podemos evitar, es el consumismo.

Tan elevado en estos últimos tiempos, y tan impuesto entre nosotros que el valor de alguien, depende de su fortuna. Esto nos hace pobres. Querer tener, para ser o para sentirte parte de.

Ser humanos no es fabricar armas, ser humano es ayudar al otro. La felicidad llega a quienes la toman la decisión de caminar distinto.