Macri destroza el país. Hasta quiere disolver la figura de vicepresidente nacional. Es dictadura. Es la revolución de la condena social. La concentración monopólica que oculta sus sociedades offshore y que celebró el pago indebido y sobredimensionado a los buitres: un desprendimiento del Tesoro nacional junto a la adquisición de un desmesurado endeudamiento externo, es corrupción.

Entre los buitres hay no pocos funcionarios macristas, como el economista Melconian que anticipo que el dólar se elevarà a $ 25 pesos. Volvimos a la década del 90: la corrupción, la obtención de créditos y la entrega de la Argentina que ya entrò en recesión.

El macrismo borra los derechos sociales y avasalla la dignidad humana. Sus continuos tarifazos, alza de precios diarios en alimentos, libertad de mercado, es corrupción. Lo es el recorte de comedores escolares para los niños de familias carenciadas, como lo es su “compra” de legisladores y de la mafia sindical, más el déficit al que llevó a la Anses, al extremo de que no habla de aumentos a jubilados y planifica entregarla a manos privadas.

Crece la pobreza. Eso es corrupción. Que el ministro de Energía nos obligue a pagar más caro el gas porque lo importa de la Shell de Chile de la cual es socio es corrupción, como implantar todos los tarifazos en beneficio de las empresas.

Pocos medios difunden marchas que exigen el fin del ajuste y el desempleo.

Macri en público se rodea de vallas para que no lo alcance ninguna protesta y reprime con la gendarmería nacional por lo que siendo un organismo bajo su jurisdicción ni intendentes ni gobernadores pueden oponerse a su acción.

La retórica presidencial hiere. Acaba de decir que no habría ganado las elecciones si en campaña revelaba su decisión de llevarnos a la debacle y hubiese sido internado en un manicomio; en tanto, vacía los bolsillos de la mayoría de la sociedad, llenándolos de aflicción y desesperanza.

Quiso seducir al Papa con dólares y Francisco dijo no a la corrupción. Acumula causas contra Sala, nada se comprueba y la mantiene encarcelada. Imperan la brutalidad, la histeria y la saturación de importaciones que quitan trabajo a los argentinos. Esto es corrupción.

Macri es fiscal de Cristina de Kirchner. Allanamientos, improperios; no se le comprueban ilícitos e insiste en apresarla.

Se deduce de sus declaraciones juradas, su cumplimiento con los impuestos fiscales y la clarificación ratificada en su última carta en Facebook. Todas las posesiones de Báez según la documentación existente figuran a su nombre y el de su familia, no manchan a CFK. Pero denunciar al gobierno que se fue es distraer al pueblo para que ignore cómo avanza la corrupción macrista con la complicidad servil del Poder Judicial.

El macrismo se roba todo. Y las clases media y baja lo estamos legitimando. No olvidemos: el Jefe de Gobierno defraudó al fisco en años anteriores y lo hace. Eso es corrupción: evadir impuestos, girar dólares al exterior, tener cuentas en paraísos fiscales, favorecer a los concentradores de riqueza.

¿Tanto miedo paraliza al pueblo que no acude al cacerolazo para reclamar la renuncia del macrismo? Acaso, ¿resta que en un acto de cordura Carrió patee el tablero para que Cambiemos rompa con los Macri y denuncie a viva voz la dictadura y la corrupción en todos los estratos del Estado?