Tras echar gente, recortar rutas y cuestionar el reclamo salarial de los pilotos, el Presidente apura la privatización de Aerolíneas. Es una mentira aberrante su excusa de que causa un gasto innecesario que podría reemplazarse para construir jardines de infantes, ya que apunta a poner fin a la enseñanza pública gratuita.

Para el ingeniero, Aerolíneas y FA “cuestan” demasiado y es precisa su venta siempre que se favorezca el Grupo Macri. No le importa que sean positivas para el PBI, un incentivo del turismo ni de la actividad económica.

En mayo/16 se difundió en Brasil que tenía un “candidatazo” para comprarla: Neeleman, dueño de la compañía Azul de ese país e importante accionario de la portuguesa TAP, brasileño con ciudadanía americana y fundador de empresas aéreas de bajo costo.

En 2015 los vuelos de cabotaje tuvieron superávit con un crecimiento continuo de 6 años y los internacionales bajaron el déficit de US$ 160 millones que arrastraba de gobiernos anteriores. Macri preparó la pista para privatizarla: amplió el déficit con recesión económica (cayó al 4,4% el número de pasajeros en cabotaje) y permitió que Lan le reste mercado.

Con otro ajuste de personal en puerta, quiere instalar en la sociedad que hay que achicarla porque no sirve, que los empleados sobran y son causa del déficit de US$ 350 millones al llevarse en sueldos US$ 9.900 millones; la alista para convencerla de que la única posibilidad es su venta a trasnacionales.

Con FA aplica igual estrategia. Atacó paros por pedir encuadramiento sindical, reincorporación de despedidos y de los numerosos servicios que eliminó en la provincia de Buenos Aires (igual que Menem); atribuye a trabajadores que FA ganó 10% menos que en 2015.

Redujo el presupuesto para nuevas obras a US$ 2500 millones. Pero calla que por decreto su primo Calcaterra con la firma Iecsa se llevó unos US$180 millones estatales, y $ 45 mil millones para soterrar el tren Sarmiento sacados a la Anses -subiéndole su deuda pública- y borrando la licitación pública del gobierno K para que las empresas pusieran de su bolsillo y/o con crédito externo un monto inicial de US$ 2000, sin aporte del Estado.

Iecsa pertenece a Obras, Desarrollos y Servicios (ODS) con la inmobiliaria Creaurban, Fidus SGR, Compañía Americana de Transmisión Eléctrica SA, Cincovial y Geometales, vinculadas a la familia Macri. ODS, es una de las principales contratistas nacionales actuales; se puso en venta -según su primo- pero con un sistema que evita revelar el precio y el comprador.

Dos días antes de anunciarse el soterramiento, Nuestras Voces reveló que Iecsa comunicó a la CNV que se retiraba de la oferta pública: una maniobra para no presentar balances.

Hoy los Macri ganan 300 millones anuales a valor dólar por el contrato directo de la prestadora de seguros Aon Risk Services, partícipe de Socma y sin auditoría. En los gobiernos kirchneristas los trenes estaban asegurados estatalmente por Nación Seguros. MM rompió la contratación y pagamos 550% más. En tercerización y comisiones empezó por acordar a Aon $75 mil. El titular de FA Marcelo Orfila es consultor de Aon y el gerente general González Galé -hombre de confianza de Socma- asesora a la Superintendencia de Seguros.

En la gestión K, en obra pública Calcaterra figura como tercer contratado y Báez es el 38. El FPV propuso al Congreso que audite toda la obra pública K, contrataciones y pago. Cristina publicó que no se admitió que ninguna firma ganase más del 5% del total ejecutado.