Mañana se realizarán las elecciones legislativas PASO en todo el país, sin embargo, lejos de ser un acto político que aumente la democracia y pluralidad política, será un acto que demostrará la eterna incompetencia de la raza de funcionarios argentinos.

En un país como el nuestro, donde la emergencia es constante y el tiempo apremia, con un estado sobredimensionado que continúa imponiendo presión y más presión en los que menos tienen, dejando al amparo a los más desafortunados que no pueden hacerse escuchar. Se celebra un monumento a la ostentosidad, tan propio y vulgar como el doble discurso nacional.

Las elecciones legislativas PASO, que no cumplen ninguna función en absoluto.

En un mega operativo a nivel nacional donde se gastan miles de millones aportados por los contribuyentes de bien, que día tras día el Estado aprieta más la cuerda el cuello para recaudar hasta el último centavo, las PASO funcionan como una suerte de “encuesta oficial”, ya que no cumplen ningún sentido real, e inclusive su función real, a esta altura de la modernidad queda obsoleta. Se supone que las elecciones legislativas sirven como un filtro o competencia interpartidista para elegir los candidatos para octubre, sin embargo, sin contar la interna peronista en capital, no hay otra interna que justifique tal simulacro de elección.

Quitando el sin sentido de las elecciones PASO, hay otra razón por las cuales este simulacro de elección es no solo una burla de parte de la casta política hacia el pueblo, sino una tomada de pelo a todos quienes pagan esta elección con el sudor de su frente. Y la razón de esto es que Cristina Fernández de Kirchner será candidata a senadora por Buenos Aires.

Luego de doce años de destrucción paulatina y constante, económica, social, humanitaria, cultural, Cristina Kirchner aún se burla de los argentinos aspirando a un puesto político (que seguramente conseguirá por el poder que aún mantiene), lo que demuestra además, la ineficacia de la justicia Argentina para actuar, una ineptitud e indiferencia que sobrepasa lo ridículo.

Abarrotada de causas de corrupción que penden sobre ella, sus cuentas bancarias y las de sus hijos (sin contar sus múltiples socios), Cristina aun quiere robar dinero del pueblo, y nadie tiene el poder o la eficacia para detenerla.

Este cáncer político del kirchnerismo, renacido bajo el nombre de Unidad Ciudadana, refleja la inoperancia política oficialista, que ni siquiera puede evitar que este obvio ridículo se lleve a cabo, pero también refleja un pueblo inmutable, que no reacciona frente a estos ladrones constantes y reincidentes, lobos con piel de oveja que encabezan las listas políticas listos para ir por todo, y ni los gobernantes actuales, ni el pueblo real, el trabajador, aprendió la lección.

Argentina no solo no progreso como país desde la vuelta de la democracia, sino que sigue estancado aún más en los mismos errores del pasado, consumiendo corrupción.

Hasta que la ciudadanía no se levante para decir NO, frente a semejantes absurdos como lo son las PASO, y aún más la candidatura de CFK, que se sigue mofando arrogante en la cara del trabajador, nunca vamos a progresar como país, ni como sociedad.