El "Juego de la Ballena Azul" continúa haciendo estragos en el mundo y también en nuestro país. El domingo falleció la primera víctima Argentina del terrorífico juego. El joven, Fausto Palavecino, tenía 16 años y estaba internado desde el 31 de mayo en el Hospital San Martín de Paraná, luego de intentar suicidarse. Su estado empeoró porque contrajo neumonía y no pudo recuperarse más. Los padres denunciaron a las autoridades correspondientes sobre el juego que llevó a la muerte a su hijo, pero hasta ahora no encontraron respuesta alguna.

De qué se trata el juego

El Juego de la Ballena Azul es un entretenimiento macabro que nace en Facebook, a través de grupos cerrados, donde un líder le dice a los integrantes qué deben hacer. Se trata de 50 "tareas" a completar, hasta convertirse en un "mártir". El último trabajo es cometer un suicidio. Las otras tareas consisten en ver películas de terror, autoflagelarse y subir las pruebas de haberlo hecho a Facebook. El juego fue inventado por el un estudiante de psicología ruso, Philipp Budeikin, quien quiso limpiar a la sociedad de las "personas inservibles". El joven se encuentra preso en su país, esperando sentencia.

Un nuevo juego mortal

Como si el Juego de la Ballena Azul no fuera suficiente, ahora se puso de moda otro entretenimiento fatal proveniente de China.

Consiste en coserse la piel y exhibirlo en las redes sociales. Los adolescentes se cosen los brazos, las piernas y hasta lo labios con tal de parecer temerarios. Los jóvenes copian ese comportamiento de un animé japonés, Tokyo Ghoul, donde el protagonista, Juuzou Suzuy, se borda la piel. El peligro que conlleva este juego es el de infectarse y morir, ya que los jóvenes se cosen sin precauciones de ningún tipo.

Hay una extensa lista de juegos peligrosos que los adolescentes practican y los padres deben estar alertas para no lamentarse después. Los progenitores creen que sus hijos están a salvo porque se encuentran en casa, encerrados en su habitación, lejos de la peligrosidad de las calles. Lo que no saben los padres es que en una computadora puede haber amenazas aún peores que las callejeras.

En Argentina, estos juegos están fuera de control, ya que ni las familias ni las escuelas pudieron comprender a estos chicos.

Los medios de comunicación informan sobre estas prácticas juveniles, pero los adultos tienden a no darle importancia, facilitando que los chicos lo hagan a escondidas.