Pragmatismo Político le llaman. Se confirmó lo que daba vuelta por medios y redes sociales. La Fórmula Scioli- Zannini nacida desde la mesa chica del Kirchnerismo terminó socavando la interna que se venía desarrollando contra el Ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo.

Se dice que el Peronismo/Kirchnerismo no se concibe fuera del poder, no se ve opositor. Los hechos demuestran que no es tan errada esa apreciación

La Fórmula elegida genera encontronazos de todo tipo entre los peronistas que detestan a Zannini a quén califican de Maoista.

Y por su parte los kirchneristas se siente muy lejos de lo que Scioli puede llegar a representar.

¿Qué fue lo que se tuvo en cuenta al momento de elgir tal fórmula? ¿Gestión o Votos? ¿Coherencia o Conveniencia? Hay Diferencias notables entre Randazzo y Scioli. Randazzo les asegura coherencia y realmente ha demostrado capacidad de gestión en una cartera que venía muy degradada debido a las pésimas gestiones de Jaime y Schiavi. quienes hoy debieran estar de traje a rayas. Scioli por su parte asegura Votos.

El sólo hecho de gobernar la provincia más poblada, de gastar fortunas de presupuesto para pintar una provincia de color naranja, y -aún así cuenta con una gestión más que discutible- ¡el tipo mantiene su caudal de votos!.

Hoy se habla de un 38% de intención de votos a nivel país y los votos son necesarios para mantenerse en el poder, algo que Randazzo no puede garantizar.

Por eso decía que la vocación de poder dejó fuera a Randazzo. Porque la coherencia dejó de ser un valor hace mucho tiempo, y cuando los votos se pueden conseguir de una forma más sencilla o que mejor de arriba, la coherencia no es un valor a tener en cuenta.

¿La vocación de poder es mala en un dirigente? Para nada. Es natural de un dirigente querer llegar al mismo, está en su naturaleza, pero no debe ser a cualquier costo. Lo malo es anteponer el acceso al poder por sobre un programa uniforme, una debida planificación, y un armado coherente en lo que hace al equipo a gobernar.

Del lado de la oposición hubo algo parecido cuando se conformó Fa-Unen. Un grupo de dirigentes, líderes de sus espacios, conformaron una plataforma de temas en común a tener en cuenta en un hipotético y futuro Gobierno. Entre egos y presiones medíaticas, la líder del espacio político de la Coalición Cívica, Elisa Carrío, un buen día, pegó el portazo no sin antes minar el terreno, por una razón: Quería Ganar. Y quien le aseguraba eso, Mauricio Macri, líder del Pro, quién era un límite ideológico y moral para las restantes fuerzas de centroizquierda que integraban el bloque.

Esta vocación de poder que hoy afecta al Kirchnerismo en mayor medida y básicamente porque hoy lo detenta y dejarlo no puede ser una opción, también toca a algunos dirigentes de la oposición.

Esto genera que desde los medios- y fogoneados por ellos- hoy se debatan posibles liderazgos más que programas, eso es lo problemático. Vamos a votar supuestos líderes sin saber o sin tener la seguridad de que van a hacer con temas tan importantes para nuestra sociedad como la salud, la vivienda, la economía, la inseguridad y el desempleo.