Ante todo, sabemos que cuando nos enfermamos y levantamos fiebre, se da un aumento de la temperatura corporal por encima de lo normal, y que también viene acompañado por un aumento en el ritmo cardíaco y respiratorio.

También nos pasa que, cuando tenemos fiebre muy alta, sentimos un frío que nos hace temblar, o comenzamos a sudar copiosamente. El caso es, ¿cómo y por qué sucede esto?

Sucede porque el hipotálamo, aquella parte del cerebro ubicada sobre la glándula pituitaria, actúa como un termostato para regular la temperatura de nuestro cuerpo.

Este órgano siente la temperatura corporal y de la sangre, y la compara con un "punto de operación", es decir, la temperatura normal e ideal del cuerpo. Si la temperatura actual difiere de la del punto de operación, inentará ajustarla. Este funcionamiento es muy parecido al de los termostatos de los hogares. En este caso, cuando esto sucede, envía señales que harán que el cuerpo reaccione de una determinada manera para regular la temperatura. Si estamos demasiado calientes, enviará señales para que se produzca sudor, o que nos haga tiritar si estamos demasiado fríos (la transpiración ayuda a enfriar el cuerpo a medida que se evapora, y el tiritar ayuda a calentarlo, ya que los músculos emplean energía en temblar que se transformará en calor).

Además, esto nos llevará a buscar fuentes de calor o de frío según el caso, para sentirnos más a gusto. Por ejemplo, si es verano y tenemos calor, encendemos el aire acondicionado. En cambio, si tenemos frío, encendemos la estufa o nos pondremos varias mantas para dormir.

Cuando levantamos fiebre durante alguna gripe, angina o infección, el cuerpo envía señales al hipotálamo, que avisan que hay que elevar el punto de operación a una temperatura más alta.

Las células del sistema inmune que responden a infecciones o Enfermedades, llamadas "endógenos pirógenos" (endógenos porque son producidas por el mismo organismo, y pirógeno es algo que causa un aumento en la temperatura), que viajan a través de la sangre hasta llegar al hipotálamo, para provocar un incremento en el punto de operación.

Una vez que esto pasa, el hipotálamo envía un mensaje al cuerpo, como diciéndole "tienes mucho frío", y así, recuerda que la temperatura podría ser normal en esta situación, pero que es inferior en este momento al punto de operación, que sufrió una elevación. Esto nos lleva a sentir frío, y a buscar abrigarnos bajo las mantas y temblar.

Momentos más tarde, cuando la temperatura se ha elevado hasta alcanzar el punto de operación, el hipotálamo le envía un nuevo mensaje al cuerpo informando que la temperatura actual ahora sí es la correcta. Entonces dejamos de sentir frío. Pero cuando la fiebre "rompe", decrece el número de endógenos pirógenos, y repentinamente comenzamos a sudar. Esto conducirá a una pronta disminución de la temperatura en el punto de operación, que vuelve a la normalidad, y finalmente la fiebre baja y volvemos a sentirnos bien.