En pleno Siglo XXI, las redes sociales prácticamente forman parte de la vida cotidiana. Facebook es una de ellas, y la que permite espiar con mayor amplitud en las vidas ajenas. También suscita reencuentros con viejos amigos, familiares o conocidos que la vida separó y que la creación de Mark Zuckerberg intenta volver a unir.

Pero no siempre lo que se observa en el muro (de Facebook) ajeno nos resulta agradable o tranquilizador; todo lo contrario. Es por eso que la Licenciada María Gabriela Fernández (Instituto Sincronía) advierte sobre la importancia que se le otorga a esta red social y sostiene que el problema puede radicar en el valor que cada persona le aplica a la misma.

Es por eso que se debe considerar que esta herramienta tecnológica es tan sólo una vía para estar en contacto con los seres queridos, para distraerse, para jugar virtualmente pero que bajo ninguna circunstancia la vida real pasa por allí. Es importante otorgarle su valor correspondiente, pero no estar pendiente de ella o de toda la información con la que uno se puede encontrar allí ya que eso puede incidir negativamente en nuestros niveles de estrés y en la autoestima.