Numerosos estudios apuntan a que beber diferentes tipos de té aportan muchos beneficios a la Salud.Como ocurre con el café, un número considerable de estudios han examinado las asociaciones entre el consumo de té y la salud, pero buena parte de estos trabajos no tienen el rigor de un ensayo controlado aleatorizado.

Sin embargo, existen revisiones sistemáticas y metanálisis, es decir, estudios de estudios. Una de estas metanálisis, que incluye una serie de investigaciones en las que han participado más de 800.000 personas, indica que las personas que beben té tienen una probabilidad más baja de contraer carcinoma hepatocelular, esteatosis hepática, cirrosis de hígado o enfermedades hepáticas crónicas.

El té también se ha relacionadocon una disminución del riesgo de padecer depresión. En otra metanálisis de 2015, efectuada a partir de once estudios con 23.000 participantes, se concluyó que por cada tres tazas de té que se consumen al día el riesgo relativo de depresión cae un 37%.

También se ha asociado el té con una reducción del riesgo de ictus: los que consumen al menos tres tazas al día tienen un riesgo de padecer ictus un 21% inferior que los que consumen menos de una taza al día. En un metanálisis más reciente se examinaron 22 estudios prospectivos en los que participaron más de 850.000 personas y se concluyó que el hecho de beber tres tazas de té adicionales al día está asociado con una reducción del riesgo de cardiopatía isquémica (del 27%) , ictus (del 18%), mortalidad global (del 24%), infarto cerebral (del 16%) y hemorragia cerebral (del 21%).

Un metanálisis de 2014 en el que se examinaban 15 estudios constató que, por cada dos tazas de té adicionales consumidas al día, el riesgo de desarrollar diabetes disminuye en un 4,6%.

Sin embargo, no parece que haya ningún vínculo entre el consumo de té y un riesgo más bajo de fractura ósea.

Otra de las cuestiones sin respuesta definitiva es qué tipo de té es mejor para cada condición concreta. En una revisión sistemática de 2015 se llegó a la conclusión de que el consumo de té negro no está relacionado con una reducción del riesgo de contraer cáncer endometrial.

Ahora bien, tomar una taza al día de té verde sí podría reducir el riesgo relativo en un 11%.

Un metanálisis de 2011 constató que el consumo de té verde, pero no de negro, está asociado con una incidencia más baja de cáncer de próstata. Su capacidad para prevenir el cáncer, sin embargo, aún no tiene evidencias suficientemente claras y contundentes para emitir una recomendación firme.

Se ha dicho que el té verde ayuda a perder peso, y esto se ha examinado en 18 ensayos controlados aleatorizados (la mitad en Japón y sólo uno en EE.UU.) con 1.945 participantes. Los resultados indican que el té verde provoca una pequeña pérdida de peso, pero la diferencia no es significativa. Por otra parte, el té verde no contribuye a mantener el peso alcanzado previamente, según los estudios.

Las catequinas, unos antioxidantes que contiene el té verde, tampoco tienen ningún efecto sobre los niveles de colesterol HDL o triglicéridos, ni sobre las concentraciones de proteína C-reactiva, según confirmaron otras dos metanálisis.

En el listado de metanálisis sobre el té hay uno basado en 11 ensayos en los que participaron 821 pacientes.

Los autores concluyeron que tanto el té verde como el negro pueden disminuir los niveles de otros factores que aumentan el riesgo cardiovascular. Reducen los niveles de lipoproteínas de baja densidad y la tensión arterial.