Las multas fotográficas son una herramienta para prevenir accidentes de tránsito y reducir las altas velocidades en rutas, avenidas y calles. Empezaron a regir hace varios años pero a medida del tiempo, se ha incrementado su implementación en distintos municipios y localidades.

Las primeras de ellas se instalaron principalmente en rutas nacionales, donde los conductores circulaban a altas velocidades, debido al ímpetu de llegar rápido hacia otro lugar o por otros motivos. Por ejemplo, en la Ruta Nacional 2, que va desde Capital Federal hasta Mar del Plata, hay varias multas fotográficas ubicadas en las principales ciudades o pueblos (La Plata, Chascomús, Dolores, General Piran, etcétera).

Todas las cámaras de multas fotográficas ubicadas en la Ruta Nacional 2 están señalizadas de forma correcta. Se ubican carteles indicando que a pocos metros existen sistemas de radares y fotomultas para prevenir al automovilista a que reduzca su velocidad. La idea obviamente, es que se aminore la velocidad en determinados puntos que se consideran peligrosos, con el objetivo fundamental de evitar accidentes. Las multas fotográficas son un llamado de atención para aquellos que no están dispuestos a obedecer las señalizaciones precautorias y se cobran a través de un dinero que se calcula a partir del precio del combustible.

Otro aspecto a destacar es que los carteles de las velocidades permitidas están ubicados antes que las cámaras fotográficas, como corresponde.

Y con respecto a las velocidades, ninguna de ellas puede ser considerada absurda o peligrosa. En cambio, en otros lugares, al ser tan baja la velocidad permitida, puede llegar incluso a ser peligroso.

Con esto ultimó me refiero al "Camino de los Remeros", ubicado en el partido de Tigre. El entonces intendente Massa decidió implementar cámaras fotográficas con el fin de evitar accidentes.

En principio, se ubicó un radar sin infracción en una de las rectas del camino, posteriormente a un accidente fatal.

Luego, se decidió sumar una cámara más con otros fines: recaudar. La velocidad permitida de la cámara ubicada al finalizar la recta principal del Camino de los Remeros es de 60 km/h, un tanto baja para un espacio sin presencia de semáforos ni de peatones.

No sólo eso, sino que también en un principio el cartel precautorio de máxima 60 km/h estaba ubicado después de pasar por la cámara. Recordamos que en la recta principal está permitido circular a 80 km/h.

Existe también otra cámara ubicada en la Ruta Provincial 27, cerca de Nordelta. Aquí no hubo señalización de fiscalización de velocidad por mucho tiempo, hecho que se debe realizar de forma obligatoria, para prevenir a los automovilistas de que se trata de una zona peligrosa y con presencia de radares.

Así, como estos ejemplos, existen una infinidad de irregularidades y de trampas con el fin último de recaudar y no de prevenir. Hace unos años, en Bella Vista, Tucumán, el intendente instaló una cámara sin las autorizaciones necesarias y a través de un accionar antirreglamentario, para cobrar multas a los residentes de dicha localidad.

El automovilista debe tener en cuenta varias cuestiones al recibir una infracción de tránsito: debe estar señalizada la velocidad permitida a través de un cartel ubicado antes de la cámara y tiene que haber un cartel que indique la presencia de fiscalización de velocidad. La foto y la patente de la infracción debe coincidir con la del auto. Existe una tolerancia de hasta 3 km/h excedidos de la máxima permitida. En este caso, el infractor puede elevar una queja para que le quiten la infracción, argumentando sus razones.