Meses atrás, precisamente en febrero pasado, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, anunciaba la aprobación del protocolo antipiquetes, logrado con el apoyo del 80 por ciento de las provincias. En su momento, la ministra declaraba: "No voy a permitir que la calle sea un caos".

Todo apuntaba a "cambiar la cultura del corte", y no tener que estar durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri con toda clase de cortes.

Ya comenzando el mes de diciembre y la Ciudad continúa siendo caótica cada día (especialmente los días hábiles y en hora pico).

Hay hasta cinco piquetes diarios y simultáneos en diversos lugares de Buenos Aires. Pero principalmente, e históricamente, el Microcentro porteño es la caldera, la suma de todas las concentraciones.

Diciembre suele ser un mes caliente, no solo a nivel climático sino al apróximarse las fiestas de fin de año suelen haber muchos mas reclamos que durante el año. Y el 2016 no es la excepción, por diversos motivos gremiales, salariales y políticos durante el mes de noviembre y con miras de mantener el ritmo durante diciembre, casi todos los días fue caótico transitar por el centro porteño, cortando las principales vías de acceso a la capital impidiendo ingresar y salir de ella con normalidad.

Aquí es donde surge la controversia entre el transeúnte y el manifestante, el primero entiende ( a veces) el reclamo, los "acompaña en el sentimiento" pero deben cumplir un horario laboral y en el hogar, y el segundo se mantiene firme en su reclamo y hará todo lo posible para ser oído, aún si esto requiera un enfrentamiento entre otro ciudadano.

A principio de año desde el Ministerio de Seguridad se intentó calmar esta situación, mientras manifestantes pedían la liberación de Milagro Sala, en diferentes partes de Bs.As. La idea era distinguir entre manifestaciones programadas y espontáneas, también incluía una negociación con las fuerzas públicas para que cese el corte, dando aviso a la justicia, la orden sería dada a través de altoparlantes o megafonos para que lo manifestantes se ubiquen en un lugar específico y den lugar a la libre circulación.

Pero en eso quedó, solo en un proyecto.

Varios gobiernos, a su manera, intentaron controlar esta situación pero todo queda a mitad de camino. Por qué? es posible crear e implementar códigos, leyes que garanticen la libre circulación, sin restringir el derecho al reclamo?. Aún no se encuentra el equilibrio.