Hace ya varias semanas que fue presentado en Holanda y sus pruebas están generando resultados que superan las expectativas, el droner está equipado con un desfibrilador, con función para tratar paradas cardiorrespiratorias y material de emergencias.

Y es más que una buena idea, en realidad es la solución que permitirá salvar vidas en accidentes donde los servicios médicos y sobre todo las ambulancias no llegan a tiempo o se enfrentan a problemas de tráfico e incluso de terreno al cual los servicios médicos tradicionales no pueden arribar físicamente pero donde sí es posible que el droner llegue en pocos minutos donde un vehículo normal tardaría varias veces más.

El tipo de droner presentado para dar soporte en este tipo de siniestros cuenta con seis hélices, desplazarse a una velocidad de 100 kilómetros por hora, cargar hasta cuatro kilogramos y tiene la capacidad de dirigirse al lugar desde donde se haya efectuado la llamada de tipo urgente de forma independiente haciendo uso de datos proporcionados a través de GPS.

Y eso no es todo, el droner cuenta con una cámara de video incorporado y también un micrófono y un altavoz que permite una vez que el droner llega al sitio mantener una comunicación inmediata con los allí presentes, que pueden ser médicos o personas normales que se encuentren el lugar y que pueden ser guiados desde la central para atender al paciente o víctima en cuestión.

Las posibilidades de que la persona sobreviva pasan de un 8% a un 80%

Si bien la tecnología es utilizada en los países europeos para prevención de incendios, la agricultura, tránsito, vigilancia en grandes eventos y en una numerosa serie de utilidades, en las emergencias médicas sería no solo un gran avance sino una enorme posibilidad de salvar vidas e incluso conllevaría un sensible ahorro en las compañías de seguros que también se están pensando en la colaboración dentro de los proyectos relacionados a los droners equipados para este tipo de utilización.

La clave reside siempre en lo mismo: la inmediatez que requiere la urgencia los lleva a estar convencidos que no sólo es salvar vidas, sino de impedir posibles pérdidas de miembros u otras repercusiones médicas que a la postre derivan en gastos sensiblemente superiores gracias a que las ambulancias suelen tardar mucho más de lo esperado en llegar al lugar del siniestro.

Si bien poníamos el ejemplo de un ataque cardíaco también podemos pensar en un enfermo de diabetes que necesita su dosis de insulina de forma urgente, una herida profunda que necesita de elementos básicos que frenen la hemorragia y una larga lista de situaciones en donde el equipo médico es imprescindible.

Con la debida equitación, cámara, micrófonos y medicación aunque no hubiera la presencia de un médico desde la base podrían dar instrucciones a la persona que le suministre ayuda al accidentado o enfermo, salvando de esa forma la vida de una o varias personas. Pueden llegar en apenas un par de minutos en cualquier punto en un radio de 12 kilómetros cuadrados y lo mejor es que bajo cualquier terreno o circunstancias, sin importar el estado del tráfico. El coste de los mismos ronda en unos 18.000 dólares y se calcula que cada uno de ellos puede salvar cientos de vida al año.