En un excelente documental en donde se puede apreciar la reconstrucción de un auto con el cual la marca Fiat en los principios del siglo XX intentó batir el récord de velocidad. En los mismísimos albores de la industria automotriz construyeron sólo dos unidades del Fiat S76, un automóvil impresionante sólo al contemplarlo. Ahora, cien años más tarde han logrado reconstruirlo pieza a pieza, tornillo a tornillo. En el trailer de presentación el potente sonido del mismo permite imaginar lo que "La Bestia de Turín" puede llegar a dar de sí mismo, por supuesto que el clásico color granate no podía estar ausente.

Su motor impresiona aún más, cuatro cilindros en línea con 28.5 de cilindrada, es entonces cuando comprendes el porqué de su altura, de su tamaño, un biplaza que se mire de donde se mire es tremendo. Aún en la época en la que fue construido era una verdadera "Bestia", la potencia calculada de este auto es de 290cv, a un régimen de 1.900 r.pm.

Tan solo dos unidades fueron construidas del modelo, al que se lo conoció por el mote de "Fiat 300 HP Récord". Según cuenta la historia el piloto norteamericano Arthur Duray condujo el auto desde Turín a Ostend, Bélgica, a una velocidad de 132.27 millas por hora, o sea, unos 213 kilómetros por hora, batiendo así el establecido por el Blitzen Benz que fue conducido por Barney Oldfield y que alcanzó la velocidad de 212 kilómetros.

Por sólo unos momentos imaginen a ese auto, "La Bestia de Turín" en el año 1911, con unas carreteras más que peculiares, con baches y demás, desplazándose a 213 kilómetros por hora, una velocidad que aún hoy y con unas autopistas en condiciones, impresiona y tienes que tener coraje para llevarlo a esa velocidad.

La Bestia de Turín quizás sea uno de los modelos de autos construidos antes de la primera guerra mundial más extraordinarios de la época porque aún hoy verlo y escucharlo en marcha es algo digno de recordar.

Como suele pasar con los conflictos bélicos toda la capacidad de construcción e ingenio se dedican a la construcción de máquinas de guerra, por tanto la evolución de nuevos autos se quedó truncada, de no haber sido así hoy en día quién sabe el tipo de coches que tendríamos, cada guerra ha sido un freno para el desarrollo de la industria automovilística, como en tantas otras áreas.

La reconstrucción del auto ha sido una aventura, los restos del único coche de los dos construidos estaba en manos de coleccionistas. Pero el chasis lo poseían otros, así que Duncan Pittaway adquirió ese chasis, que pertenecía a uno de los dos coches fabricados, luego pudo dar con el motor y así hasta dar con casi todas las partes del fabuloso coche. Las más importantes que eran la caja de cambios de cadena doble, el radiador y la carrocería, al contactar con la Fiat y saber que ellos aún conservaban los planos de auto ya no hubo marcha atrás.

Se reunieron las piezas, plano mediante y ayudados por varias fotografías de la época y la reconstrucción comenzó y junto a ella la elaboración de un documental que acompañó todo el trabajo.

Ahora, con "La Bestia de Turín" como recién salida de Fábrica, el mundo tendrá la oportunidad de verlo rodar en la próxima edición de Festival de la Velocidad de Goodwood, que se llevará a cabo el próximo mes de junio del 2015, pero antes podremos disfrutar del documental que se emitirá el mes de febrero.