Cuando uno se sienta en su computadora y comienza a navegar por el buscador más famoso de Internet, descubre cosas increíbles, sacadas de cuentos y hasta propias de un sueño. Existen algunos paisajes pocas veces vistos por las retinas del hombre, que están escondidos y o apartados del mundo que conocemos.

El 'Templo del Nido del Tigre', por ejemplo, está ubicado en las altas cumbre de Butan, a más de 3000 metros de altura. Este monasterio budista de Taktshang, se construyó hace más de 400 años por los antepasados de las nativos que habitan actualmente el lugar.

La montaña, donde se ubica este centro religioso, es considerada como una de las cuevas sagradas, debido a que en aquel lugar, durante el siglo VIII, el Gurú Padmasanbhava meditó 3 años, 3 meses, 3 días, 3 horas y 3 minutos.

Uno de los parajes más significativos (religiosamente hablando), es la 'Puerta al Infierno situada en Turkmenistán. Si bien el hoyo fue creado artificialmente en los 70' debido a la quema de una reserva de gas natural, los jefes religiosos de diferentes etnias han llegado a creen que es un portal que abrió el diablo. Se estima que el orificio tiene unos 70 metros de ancho y que por debajo de las llamas, el barro sigue ardiendo como el primer día. Lo que se pensaba que sería una flama de una semana, se mantiene intacta desde hace más de 40 años.

Uno se pregunta qué hacen los ejércitos con las armas de destrucción masiva que dejan de utilizarse. En el caso de los Estados Unidos, sus fuerzas armadas poseen un cementerio para aviones de guerra en Arizona. El desierto, ubicado al suroeste del país norteamericano, facilita la desintegración de algunos de estos bombarderos B52 que llevan más de cuatro décadas abandonados, desde la finalización de la guerra de Vietnam.

Si de hermosos paisajes y colores hablamos, no podemos dejar pasar por alto la 'Piscina de Champagne' de Nueva Zelanda, más conocida por sus habitantes como Wai-O-Tapu. Este manantial de aguas termales se originó por una erupción hidrotermal hace más de 900 años. Su nombre fue otorgado por los guerreros maoríes, los cuales visitaban el lugar para limpiar su mente, aliviar su espíritu, como así también, sus dolores musculares.