El acuerdo político realizado recientemente entre Estados Unidos y Cuba da pie a un precedente que rompería el hielo de una guerra fría marcada desde antaño entre el comunismo y el capitalismo que caracterizan a los sistemas económicos de ambos países.
Aunque aún faltan el aval del Congreso estadounidense a las propuestas de Barack Obama, este paso marca un final a las relaciones tan ríspidas que habían mantenido estas dos naciones y naturalmente pondría fin a "un enfoque caduco", como calificó el presidente estadounidense a las restricciones político-económicas que mantenía hacia el país isleño.
Asimismo, ha trascendido que el acuerdo final para que este acto de amistad de naciones se llevara a cabo tuvo lugar en el Vaticano por medio del Papa Francisco, quien previamente había enviado cartas petitorias y llamadas telefónicas a los presidentes de ambos países para que establecieran un acercamiento y una amnistía de esta naturaleza y, por ende, liberar a los presos políticos que ambos países mantenían dentro de sus fronteras: Estados Unidos por una parte tenía encarcelada a gente cubana, y Cuba hacía lo propio con ciudadanos norteamericanos.
Los exhortos del Papa Francisco habrían durado 18 meses en pláticas secretas, para que finalmente se anunciara este acuerdo que podría marcar un precedente en las relaciones internacionales y diplomáticas que mantiene Estados Unidos con todos los países de América, con lo que se prevé que se reabran embajadas de ambos países tras 53 largos años y, naturalmente, las remesas al país cubano aumenten.
A pesar de que este acto marca el restablecimiento en teoría de las relaciones, ciudadanos de la isla y residentes de Estados Unidos todavía tienen algunas reservas e incredulidad de los verdaderos propósitos que puedan estar como trasfondo en este acuerdo diplomático de ambos países con posturas ideológicas y económicas opuestas representados por Barack Obama y Raúl Castro.
Finalmente, la prensa internacional hispanoamericana, de acuerdo con la información publicada en los diarios El Universal, La Jornada y el Clarín, ha dado a conocer este importante paso diplomático y la opinión de la Unión Europea que ve esta acción como una nueva caída de un muro ideológico vergonzoso.