Un niño de 18 meses de edad ha muerto de sarampión en Berlín. Es la primera muerte reportada desde el brote de la enfermedad en el que se han registrado más de 570 casos en la capital alemana desde octubre.

La autopsia del niño que falleció el 18 de febrero reveló que no estaba vacunado contra el sarampión, según informó el hospital Charité, este martes.

El brote alemán coincide con el que se dio en Estados Unidos, donde hasta la fecha hay 154 casos reportados en lo que va de este año. Tres cuartas partes de ellos corresponden a un brote que comenzó en Disneyland en diciembre.

Las autoridades creen que las infecciones de sarampión en Berlín comenzaron con un niño de Bosnia cuya familia fue en busca de asilo. La enfermedad, altamente contagiosa, luego se extendió, en parte debido a que muchos adultos mayores en Alemania nunca fueron inmunizados y muchos adultos jóvenes recibieron una sola vacuna en lugar de dos, como ahora se recomienda para la protección completa. Alrededor de la mitad de los infectados eran adultos, dijeron las autoridades.

Aunque es raro que el sarampión sea fatal en los países desarrollados, la enfermedad sigue siendo una de las principales causas de muerte entre los niños pequeños a nivel mundial, a pesar de la disponibilidad de una vacuna segura y eficaz.

El virus es mortal para el 10 por ciento de los niños infectados en los países en desarrollo, que tienen altos niveles de desnutrición y una mala atención en la Salud. Aproximadamente 145.700 personas murieron de sarampión de 2013, en su mayoría niños menores de cinco años, según indicó la Organización Mundial de la Salud.

La mayoría de los decesos son causados por complicaciones asociadas con la enfermedad.

"Hay una idea errónea de que el sarampión no mata en los países desarrollados, pero por desgracia todavía sucede", dijo el doctor David Elliman, experto en inmunización del Colegio Real de Pediatría y Salud Infantil de Gran Bretaña, citando muertes similares en el Reino Unido en los últimos años, sobre todo entre las personas con otros problemas de salud, como el asma.

Elliman señaló que el sarampión acaba con la vida de, aproximadamente, 1 de cada 1.000 personas en los países desarrollados y que el fallecimiento en Alemania no fue del todo inesperado, dado el tamaño del brote. Berlín había pasado por una sitaución similar, con 493 casos, en 2013.