La ley 22.278, que rige desde 1980, hace responsables a los menores a los 16 años. Ya en el pasado el gobernador Daniel Scioli como el actual pre candidato a presidente Sergio Massa quieren que esta baje a la edad de 14 años. Este último aseguró que en su eventual presidencia buscará "poner en marcha un régimen penal juvenil". Y destacó que hay que crear centros educativos de recuperación de menores, donde se combine un método de premios y castigos en el accionar del tratamiento.
Hay serios opositores como jueces, fiscales, jurista y peritos psiquiátricos que confrontan a tales representantes del pueblo.
Lo que no pueden negar es la realidad: Los menores de edad son la causa de al menos un millón de delitos por año, solo en la Provincia de Buenos Aires. En países limítrofes la edad es más baja que en nuestro país. En Brasil es de 12 años, en Chile, 14 años y en Uruguay es de 13 años o en otros países latinoamericanos como México es de 12 años. Pero todos coinciden en algo, lejos de la "mano dura" y del denominado "populismo penal", en dichos países se han creado sistemas especiales para menores en pugna con la ley, cuyas normas punitivas aspiran a un espacio socio-educativo y una resocialización de los jóvenes.
Pero que opinan los opositores: Los ministros exponen que la baja de edad no es una solución al dilema pero quizás si un paliativo para que los delitos no sean reincidentes en número.
Los jueces por su lado, opinan que bajar la edad no es un real beneficio si no se sabe concretamente que hacer con los menores o donde llevarlos. No existen suficientes centros para contenerlos.
Según los psiquiatras, el menor a los 14 años ya tiene la madurez necesaria para comprender “la criminalidad de sus actos”. Pero coinciden con los dichos de los jueces que el problema yace en donde alojarlos y la solución pasa que “hay que terminar con la marginalidad”.
Los fiscales por su lado dicen que a los niños, hay que rehabilitarlos y darles un tratamiento, no encerarlos ya que hoy en día las cárceles se han convertido en “veraces escuelas del delito”.
Ahora reflexionemos y hagamos memoria. ¿Cómo pueden políticos que han robado fondos públicos, traficado armar o vendido drogas darnos un mensaje coherente?
No se habla de combatir el crimen, sino de difundir un discurso creíble y honesto para la comunidad. ¿Quién debe dar el ejemplo? Los psicólogos recalcan que los niños arman su personalidad al mirar a los mayores.
Como conclusión, hasta que la acción de los que nos gobiernan no cambie en nuestro país, será imposible solucionar y ni siquiera discutir enserio la penosa e inquietante “delincuencia juvenil Argentina”.