Hablar de Mafalda es, sin lugar a dudas, hacer referencia al ideal de querer un mundo mejor. Este personaje de Quino, que se ganó la simpatía de millones de personas de todas las edades, dentro y fuera de la Argentina, trascendió en el tiempo y en el espacio gracias a su convicción y espíritu de justicia, pues prestó su voz para denunciar la realidad imperante en cierta época (desde 1964 hasta 1972).

No obstante, hoy por hoy, después de 51 años de la creación de la tira, cabe que nos preguntemos: ¿Mafalda aún coincide con los temas de actualidad?

Lastimosamente, la respuesta es sí; resulta que esta historieta ha saltado la gran brecha generacional para instalarse en el contexto social y político de los tiempos que corren. Mafalda y su planteamiento respecto de los problemas que atañen al ser humano, como la paz, la justicia, la igualdad, la educación, el progreso, la libertad; la hacen más sincrónica que nunca con el acontecer mundial.

Su discurso no prescinde de la objetividad y veracidad y, aunque es desarrollado con humor, posee un matiz un tanto pesimista ante la indolencia de los adultos, de los políticos y los que se encuentran en el poder para hacer frente a los problemas que agobian a las poblaciones; sin embargo, del mismo modo conserva cierta esperanza de cambio.

La niña comprometida, idealista y luchadora en nuestro tiempo

Si Mafalda -esa nena cuestionadora, audaz, intelectual y curiosa- echara un vistazo al escenario actual, bien sea por medio de la radio o del periódico (como solía hacerlo), sabría con preocupación que el conflicto bélicoen Oriente Medio, así como el enfrentamiento entre distintas naciones de Occidente, no han cesado; igualmente, sufriría porque nunca ocurrió el desarme nuclear que tanto anhelaba.

Asimismo, el racismo, la xenofobia, los gobiernos comunistas y las injusticias sociales seguirían siendo motivos de su intranquilidad.

Vemos así, una atmósfera que se tiñe con las mismas inquietudes que hace 51 años mostró y denunció nuestro amado personaje. La historia contemporánea de la Argentina está protagonizada por la traición, al igual que la del resto de América Latina, dado que continúan golpeadas por la carencia de valores democráticos y de respeto al ciudadano, así como por la ausencia de la ética en los diversos espacios políticos.

Quizás, después de todo, persista con su idea de querer que paren el mundo para bajarse, pero a cualquier punto que señale en su globo terráqueo, sus ojos inocentes mirarán con afecto y disposición… la pequeña ilustre no renunciaría nunca a la utopía de pretender un mundo mejor y más humano.