Seguramente alguna vez en tu espacio de trabajo, en una reunión social o en tu propia familia, hayas visto a alguna persona -joven o adulto-, con sus mejillas ruborizadas y no necesariamente por timidez o vergüenza. ¿Sabés de qué se trata?
La rosácea es una enfermedad muy común y crónica, cuya característica principal es el enrojecimiento en la parte central del rostro, con exacerbaciones y remisiones periódicas. Las personas que habitualmente sufren de esta afección son adultos jóvenes, entre los 30 y 50 años de edad, siendo las mujeres quienes la padecen hasta tres veces más que los hombres
Al avanzar la rosácea, pueden desarrollarse otros síntomas, como pápulas, pústulas, quemazón, picazón y ardor, los cuales afectan la calidad de vida y muchas veces, la autoestima de las personas que la adolecen.
¿Cuáles son sus causas?
- Antecedentes familiares: que la herencia familiar incremente la posibilidad de sufrir rosácea hace sospechar que tenga una base genética, la cual no ha sido aún descubierta.
- Infecciones cutáneas: la enfermedad se ha relacionado con el Demodex folliculorum, un ácaro que se encuentra en la piel de la cara, pero que en los pacientes con la enfermedad aparece en mayor número.
- Sistema inmunológico alterado: las defensas del cuerpo se exaltan en los pacientes que sufren esta dolencia, de modo que la inflamación cutánea del rostro persiste en el tiempo.
- Exposición al sol: la radiación ultravioleta suele ser un desencadenante de los brotes de rosácea y lo empeora hasta en un 30% de los casos.
- Incremento del flujo sanguíneo: la vasodilatación es descontrolada, generalmente en ambientes calurosos, tras hacer ejercicio físico, beber alcohol o comer comidas picantes.
¿Tiene cura la rosácea?
Lamentablemente, al día de hoy no existe una cura efectiva en un ciento por ciento. Sin embargo existen múltiples tratamientos para paliarla, que aquí te presentamos.
- Evitar alimentos picantes y calientes que contengan especias desencadenantes, a saber: pimienta negra, blanca o roja, pimentón o curry en polvo. Estas pueden reeemplazarse con orégano, canela, salvia, tomillo o albahaca.
- En invierno, proteger la piel con cosméticos muy hidratantes y evitar la calefacción interior, ya que incrementa el enrojecimiento del rostro.
- Utilizar maquillajes correctores, con poder de cubrimiento adecuado.
- Una opción menos casera y de mayor costo, es sin duda el láser vascular. El llamado "láser KTP", puede mejorar notablemente la problemática en dos sesiones espaciadas en el transcurso de seis semanas. Otra opción es la Luz Intensa Pulsada (IPL), que brinda excelentes resultados.