A pesar de que la violencia de géneroha logrado conquistar la agenda mediática y se ha alcanzado una discusión medianamente seria sobre el asunto, se observa que falta mucho camino todavía para que los grandes medios de comunicación procedan con profesionalismo y sensibilidad sobre esta temática.
La Red PAR (Periodistas de Argentina en Red por una comunicación no sexista) ha elaborado un decálogo para el tratamiento de noticias relacionadas a la violencia de género y uno de los puntos que es más difícil que se cumpla es el de los motivos. En la redacción de titulares, bajadas o en el cuerpo de la nota sigue habiendooraciones que conectan lógicamente al accionar del agresor con el (supuesto) comportamiento de la víctima, cuando deberían hacerlo con la cultura machista que da lugar a estas conductasviolentas.
El último Femicidio con altavisibilidaden los medios nacionales es el deClaudia Schaeferque ocurrió, como la mayoría de ellos, a manos de su pareja y como culminación de años de una relación abusiva. Sin embargo el tratamiento de algunos medios y algunasopiniones expresadas en las redes sociales recuerdan alcasodel odontólogo femicidaBarreda. Algunos medios parecieran buscar maneras de promover empatía con el asesino (quizás debido a su condición de clase), presentándolo como víctima de violencia psicológica y usando al voleo el término "emoción violenta". Como es de esperar, esto resuena con la parte más recalcitrantemente machista de la opinión pública.
En las redes sociales post #NiUnaMenosno pocas veces se observa un resentimiento misógino expresado con frases como"ahora todo es violencia de género".
Algunas personas están muy cómodas expresando la teoría de la violencia física en dirección hombre->mujer como reacción a la violencia psicológica en dirección mujer->hombre. Y expresanuna especie de redención personal con la teoría de la emoción violenta: si por ellos fuera habría que eliminar el mismo término femicidio y volver a usar "crimen pasional".
Sin embargo, los hechos están en su contra. Está demostrado que, en la dinámica de la violencia de género, la violencia físicasiempre es precedida y acompañada por violencia psicológica. Esa violencia psicológica mina la autoestima de la víctima, le aísla de su entorno, la vuelvedependiente de su agresor, que cada vez tiende a ejercer un control más fuerte sobre ella (cómo se viste, si trabaja o no, cuándo sale de la casa).Los agresores más hábiles son aquellos que no necesitan la violencia físicapara ejercer su control.
Hay agresores psicópatas que disfrutan con golpear. La mayoría de ellos, al ser criados en una cultura que no facilita la autogestión de las emociones, descargan sus frustraciones de control absoluto a golpes y, si nadie los para, llega el momento en que "se les va la mano" y mandan a su víctima al hospital o a la tumba. Pero todos ellos tienen algo en común: la creencia de que la parejase les debe someter.
El Observatorio de Femicidios de Argentina "Adriana Marisel Zambran" ha registrado 1808 femicidios desde el año 2008 hasta el 2014. Esto no solo significa 1808 personas menos, sino 2196 hijas e hijos que quedaron sin madre. Ante todo esto, tenemos un Estado nacional y Estados provinciales que lamentablemente no están a la altura de las circunstancias y todavía no han entendido o no han querido entender la necesidad de declararla emergencia nacional en violencia de género. Se lo tenemos que hacer entender.