Parece impensable pero es real: según la ley vigente los Animales son cosas. Se equiparan a una mesa, una silla…y aquellos que son registrables a través del pedigree, quizás a un automóvil. Lo cierto es que los animales que conviven con humanos son una propiedad equiparable a un objeto, donde el dueño dispone de su vida con total libertad. Esta situación jurídica hace que sea muy complejo evitar acciones que, si bien no son de crueldad, delito previsto en el Código Penal bajo la ley 14346, impliquen condiciones muy amplias que traen serios perjuicios a los animales y no pueden evitarse legalmente, precisamente por ser considerados cosas.

La responsabilidad civil de los propietarios está contemplada, ya que el Código advierte del daño que pudiesen ocasionar a terceros las cosas que estén bajo su cuidado, y no al animal en sí mismo.

Pero soplan fuertes vientos de cambio. El esfuerzo de las Asociaciones de defensa de derechos de los animales ha tenido sus frutos a nivel mundial y local.

En Francia se ha modificado el Código Civil, y se ha declarado a los animales como sujetos sintientes, dejando definitivamente el status de "cosa". En el debate parlamentario, los legisladores concordaron que resulta obsoleto seguir con una legislación que data de 1804, donde se los equipara a un mueble; de hecho es lo que la ley los consideraba.

Los grupos relacionados con la ganadería se opusieron. Pero tras largos debates se optó por el sentido común.

Aquí, en Argentina, también hubo novedades recientemente. A través del abogado Gil Domínguez, quien presentara un recurso de "habeas corpus" (medio de acción rápida para solicitar la libertad por una detención ilegítima en el caso humano) se llegó a un fallo inédito por el cual a la orangutana de Sumatra, Sandra, quien se alojaba en un zoólogico recluida, se la reconocía como sujeto "no-humano" de derechos, dada su alta capacidad cognitiva y su semejanza -como todos los grandes primates- con el ser humano.

A raíz del fallo, Sandra será instalada en un santuario.

Esto provocó la algarabía de todas las organizaciones a nivel mundial, y sienta un precedente importantísimo. Aunque debe subrayarse que no será extensible a todos los animales, ya que fue una situación concreta y su especie fue determinante.

No es bueno el fanatismo en ningún aspecto.

A los animales no humanos les debemos este tipo de reformas, pues se ha probado su argumento científico. También es cierto que somos un pueblo agrícola-ganadero y el consumo de carne es muy alto. El equilibrio es la respuesta. La Dra. Temple Gradin, quizás la autista más famosa del mundo, profesora de la Universidad de Columbia y Doctorada, basó su trabajo en dotar de conocimientos a los dueños de los mataderos para modificar las estructuras edilicias a fin de reducir el estrés y la agonía a los animales durante su comercialización para la faena. Parece una antípoda, pero es lo que más se acerca a contemplar adecuadamente los derechos de todos.