El pasado 15 de febrero, luego de doce horas de lluvia y más de 300 milímetros de agua caída, el corredor de las Sierras Chicas vivió uno de los mayores desastres conocido por la zona. Ríos y arroyos desbordaron e inundaron gran parte de las localidades. El agua arrastró pedazos de ruta, vehículos, puentes, vados, casas y todo lo que se le antepuso. Hasta hoy se intenta determinar con exactitud las pérdidas económicas, mientras que 11 fueron los muertos por el aluvión. Esto se debió a que el temporal se trasladó a otras localidades de Córdoba, generando aún más pérdidas, tanto económicas como humanas.
A poco más de un mes, distintos sectores intentan dar respuestas certeras a lo sucedido. Para el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, fue un tsunami caído del cielo. Adhieren a esta versión de catástrofe inevitable varios intendentes, entre ellos, Germán Jalil, a cargo del Ejecutivo de la localidad de Unquillo y Daniel Salibi, intendente de Mendiolaza. Ambos respondieron a distintos medios de comunicación que no existen, por el momento, explicaciones de lo acontecido y que nada indica que las inundaciones tengan que ver, por ejemplo, con el denunciado desmonte o al avance del desarrollismo inmobiliario. Incluso un sugestivo tuit del gobernador De la Sota, en el que afirmó que se les hacía complicado llegar a las zonas afectadas debido al tupido bosque de la zona, desató el mal humor en las organizaciones ambientalistas.
Distintos estudios de impacto ambiental predecían las inundaciones
Pasaron los días del fatídico 15 de febrero y las distintas organizaciones ambientalistas se hicieron oír. Entre ellas, los Guardianes del Monte, de la localidad de Mendiolaza, ACUA de Unquillo , Raúl Montenegro Presidente de FUNAM e incluso el Legislador del Frente Cívico, Santiago Clavijo, relacionaron las inundaciones con los desmontes y la falta de previsión en la planificación urbana.
Al mismo tiempo, estudios provenientes de las Universidades Católica y Nacional, todos anteriores al temporal, ya explicaban acabadamente esta relación.
La última investigación realizada ya está disponible en la página web de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) a disposición de la comunidad. El mismo es el resultado de un estudio realizado y llevado adelante a los pocos días de las inundaciones por la doctora en Ciencias Agropecuarias, investigadora y docente de la UNC, Alicia Barchuk.
La investigadora aseguró que el estudio intenta visualizar las causas fundamentales del desastre, entre las que señala la pérdida de 2000 hectáreas de bosque nativo entre el 2006 y el 2015, el avance de desarrollos urbanísticos hacia las laderas con mayor pendiente, lo que generó un mayor suelo desnudo y favoreció al deslizamiento de tierra.
Por otro lado, la investigación demuestra que las destrucciones más graves ocurrieron en los márgenes de los ríos y permitió realizar un modelo de riesgo de inundaciones que coincide con lo ocurrido en febrero. Este modelo posibilita prever cuáles son las zonas factibles de inundarse en las que debería existir una alerta máxima en cuanto al reordenamiento territorial.
Barchuck agregó que existe una cultura de construir sin respetar los ríos, desconociendo el funcionamiento de la cuenca, ya que incluso encontraron edificios públicos construidos en zonas prohibidas por la Ley Provincial de Bosques.
Finalmente, concluyó que a través de este estudio, se conocerá cómo funciona la cuenca, y desde allí se podrán obtener criterios para el reordenamiento territorial y la aplicación de medidas concretas tendientes a mitigar los daños para proteger la vida de las personas que allí habitan.