Matías Lammens, el presidente de San Lorenzo de Almagro, ha realizado unas declaraciones en las que afirma que preferiría que el árbitro fuese de Sudamérica para que al menos, pudiera entenderse con los jugadores. Se queja del diferente rasero que hay en las distintas partes del mundo, algo que perjudica a San Lorenzo, más acostumbrado al Fútbol de contacto y fuerza.

No le importaría que el árbitro fuera de un continente distinto al de los dos finalistas (América y Europa),viendo con buenos ojos a uno africano. Sabe que el Madrid tiene capacidad para hacer presión, por su costumbre de jugar torneos del más alto nivel y por su potencial a todos los niveles, pero le parecería un error innecesario el hacer uso de ello.

El partido tiene una diferencia en cuanto al poderío económico de las dos entidades enorme. El Real Madrid cuenta con un presupuesto de 540 millones de euros por los 10 millones de San Lorenzo de Almagro. Tal diferencia intentarán los argentinos que no se note en el terreno de juego, desde luego que por ilusión y ganas no va a quedar. Es de esperar que intenten poner las cosas difíciles al Real Madrid, con un encuentro canchero y lleno de fuerza y presión. ¿Cuánto aguantará San Lorenzo? Nunca se sabe y esto es lo bueno del fútbol, incluso el más favorito sobre el papel puede pasarlo mal si el rival plantea bien el partido y el grande no tiene su día de fortuna.

El apoyo está asegurado por parte de la hinchada de San Lorenzo, que ha llegado en buen número a Marruecos para dar aliento a los "Cuervos".

En Roma, tendrán al papa Francisco alentando en la búsqueda de un milagro y es que, contra el todopoderoso Real, la historia de David contra Goliat puede volver a producirse de nuevo. En frente estará el equipo de Ancelotti, compacto y con algunas de las mejores estrellas del mundo futbolístico. Iker Casillas dijo a la prensa que además del nombre de San Lorenzo y los títulos que había ganado, poco más conoce del rival de la final, a quien conocería mejor de haber seguido la trayectoria del San Lorenzo. Esperemos que de nuevo, el pez pequeño se coma al grande.