El año pasado fue el más mortífero para los civiles atrapados en medio de la guerra de Afganistán, anunció el miércoles la Organización de las Naciones Unidas. El organismo, desde el 2009 lleva registros de la dinámica del conflicto, en el que los insurgentes y las fuerzas afganas se involucran cada vez más en batallas cara a cara.
Por donde se mire, el 2014 fue un año sombrío.
Las víctimas civiles, que incluyen muertes y lesiones, aumentaron un 22 por ciento en comparación al 2013, y superaron los 10.000 puntos por primera vez desde el inicio de los registros de las Naciones Unidas. El número de mujeres y niños heridos o muertos también alcanzó picos máximos.
Las bajas causadas por bombas en las carreteras, los atacantes suicidas y los artefactos explosivos se dispararon a niveles récord. Y para las fuerzas de seguridad afganas, 2014 fue el año más mortífero desde el inicio de la guerra, en 2001.
En gran parte, el aumento de las víctimas es el resultado de la naturaleza alterada de la guerra.
Casi no hay tropas de la coalición internacional encabezada por Estados Unidos que estén luchando, y el apoyo aéreo disponible para mantener al talibán concentrado en grandes grupos, se ha reducido.
Como resultado, las fuerzas afganas se enfrentan a los insurgentes en una lucha frontal que ha tenido efectos devastadores en la población de ese país. Tales ataques terrestres representaron el 34 por ciento de víctimas civiles en 2014.
De los 3.605 afganos muertos o heridos durante las operaciones en tierra el año pasado, no se pudo determinar cuál de los dos grupos era responsable. Si bien se consideró que los insurgentes eran culpables del 43 por ciento de los muertos en ataques terrestres, el gobierno y sus aliados fueron responsables de 26 por ciento, un gran incremento respecto a años anteriores.
El informe, publicado el miércoles por la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, dijo que los resultados son similares al año pasado, aunque esta vez tiene puntos gravemente más altos.
Entre los acontecimientos más sorprendentes reportados por las Naciones Unidas se encuentra el efecto de los bombardeos transfronterizos en Afganistán venidos desde Pakistán, que han sido objeto de fuertes quejas de parte del gobierno afgano. Tales episodios, 41 en total, representaron el uno por ciento de las víctimas civiles el año pasado, con 71 heridos y 11 muertos, dijo la ONU. Todos menos uno de esos ataques, se registraron en la provincia oriental de Kunar; otra en la provincia suroriental de Khost.
Los talibanes, así como otros grupos antigubernamentales, son también culpables de la gran mayoría de las víctimas civiles; el 72 por ciento del total, según las Naciones Unidas. El uso de dispositivos explosivos improvisados y ataques suicidas causó un total combinado de 4.560 muertos y heridos civiles afganos.
Las milicias, que el presidente Ashraf Ghani ha prometido desmantelar, siguen estando presentes y son muy controvertidas en Afganistán. Desde las Naciones Unidas se informó que hubo un aumento significativo de abusos contra los derechos humanos perpetrados por estos grupos, sobre todo en el norte, noreste y sureste del país, donde a menudo operan en zonas con poca presencia del Estado.