"Una nave rusa caerá a la Tierra fuera de control", ese fue el título que comenzó a verse en todos los medios de comunicación el día miércoles, para informar sobre la trayectoria que seguiría el carguero Progress M-27M al caer. Sin muchos más datos se confirmó que la nave, carente de tripulación, habría perdido todo contacto con el centro de control de vuelos espaciales de Rusia y ya comenzaba a caer hacia la Tierra.

Los datos son tan escasos como alarmantes. Hora tras hora salen a la luz nueva información y con ella surgen nuevas conjeturas, pero nadie sabe aún cuáles pueden ser las consecuencias de este suceso.

Luego de ser lanzada el martes desde Kazajistán, el carguero perdió contacto al poco tiempo de alcanzar su órbita preliminar, sin haber llegado a acoplarse con la Estación Espacial Internacional. Según la información oficial, la nave viró su eje hacia una órbita equivocada y no se logró estabilizarla con señales de radio. A partir de ese momento, y a pesar de los numerosos intentos por restablecer el contacto que resultaron fallidos, quedó fuera de control y comenzó a caer hacia la Tierra sin un destino definido.

Aún no se sabe con exactitud cuándo ni dónde caerán los fragmentos del Progress que no se desintegren en la atmósfera. La velocidad con la que se desarrollará el descenso dependerá del estado de la misma y del viento solar, pero se estima que ocurrirá entre el 5 y el 11 de Mayo.

Si bien la nave se desintegrará casi por completo, los componentes de titanio y acero no se fundirán y pueden caer en cualquier lugar del mundo. Los científicos sabrán dónde caerán sólo unas horas antes de que esto ocurra; sin embargo, no es probable que los restos tengan más de un metro de tamaño, por lo cual el riesgo de que afecte a la población será bajo, pero no nulo.

Para los interesados en el tema, actualmente puede seguirse la trayectoria del Progress por medio del sitio web "satflare"; el mismo posee un rastreador online de satélites que muestra cómo se desarrolla la caída de la nave minuto a minuto.