El ADN ha desvelado uno de los misterios vigentes más importantes de la historia inglesa y por fin se ha hallado el esqueleto de Ricardo III. Ricardo III ha pasado a la historia como el paradigma del mal después del retrato que de él hace William Shakespeare. La obra, una de las más interpretadas de la historia dibuja a un ser retorcido, deforme físicamente y sin escrúpulos, un asesino sin piedad que durante su vida acaba con la vida de su sobrinos y sus aliados.

Ricardo es nombrado lord protector y regente entre tanto los dos hijos de su hermano mayor, Eduardo IV no alcancen la mayoría de edad.

Sin embargo los recluye en la Torre de Londres donde parece que son asesinados. A partir de entonces, según Shakespeare, la suma de asesinados no hace más que aumentar: el barón Hastíngs, su hermano Jorge de Clarence, su propio aliado Buckingham o Eduardo de Lancaster, cuya viuda desea cortejar.

Al fin, tantos crímenes causaron una rebelión y Ricardo falleció en la batalla de Bosworth. Al perder su caballo tuvo que luchar pie a tierra donde cayó. De ahí viene la conocida frase: "Mi reino por un caballo". Su muerte marcó el fin de la dinastía Plantagenet y el comiendo de la de los Tudor, que es la que reina actualmente.

Al fin, sus restos han aparecido en un aparcamiento de Leicester. Un estudio patrocinada por la Universidad buscó la línea genealógica de Ricardo hasta hallar descendientes vivos.

Para ello, puesto que él no dejó descendencia, tuvieron que retrotraerse varias generaciones hacia atrás y luego volver hasta el día de hoy siguiendo las huellas de la cadena de ADN de la línea materna. Según esos análisis, la probabilidad de que esos huesos fuesen de Ricardo III se cifra en el 99,99%. El esqueleto además está torcido, lo que demuestra que padecía escoliosis.

Eso explica la descripción de Shakespeare como un tullido al que los perros ladraban. Sin embargo no parece que fuese tan espantoso como el inmortal bardo lo retrata y, de hecho, todo apunta a que era rubio y de ojos azules. Tampoco la escoliosis tenía por qué crear una postura deforme.