Tal día como hoy, hace 34 años, un desequilibrado, sin razón alguna, asesinó a John Lennon, una de los músicos con más talento de la historia y, para millones de personas, uno referente ético y guía de toda una generación.

En los días anteriores a la celebración del aniversario, su compañero en The Beatles y amigo, Paul McCartney concedió una entrevista al programa "The Jonathan Ross Show" que se emite en la televisión de Inglaterra. Durante la misma, un McCartney emocionado rememoró cómo se enteró de la noticia del espantoso crimen, con un llamada por teléfono de madrugada y cómo durante años, fue precisamente la falta de motivación el hecho que más le torturó.

El que ni siquiera hubiese algún motivo político sino que fuese, de algún modo, obra del azar, de la voluntad de un pobre idiota perturbado.

Sin embargo, McCartney al menos encontró el consuelo de que, antes de la muerte de Lennon, ya habían resuelto las diferencias que surgieron en el final de The Beatles y que parecían irreconciliables. McCartney cuenta en la entrevista que no se trataba de temas personales sino de asuntos relativos únicamente a cómo llevar el negocio en que se habían convertido The Beatles. Entonces, la disolución de la banda dejó heridas terribles en lo que había sido posiblemente el mejor equipo compositivo del mundo. Pero el tiempo las cicatrizó y, en los últimos tiempos, antes del asesinato de Lennon, solían llamarse por teléfono para hablar sobre la paternidad, sobre recetas para hacer el pan o asuntos triviales de la vida cotidiana.

La disolución de The Beatles en 1970 (aunque en la práctica lo habían hecho un año antes) fue un hecho que se vivió como catastrófico por millones de fans de todo el mundo que nunca perdieron la esperanza de una reunificación. Sin embargo, esta no se produjo y los caminos musicales de todos sus componentes se alejaron. Sobre todo los de McCartney y Lennon, pues, mientras el primero siguió transitando por un pop elegante, el segundo era más dado a la experimentación musical y artística y a prestar voz a los conflictos sociales de su tiempo. Su asesinato es uno de los grandes hitos de la barbarie del siglo XX.