Las autoridades de Egipto han informado sobre el descubrimiento de los huesos de una mujer adulta que perteneció a la VI dinastía faraónica en el año 2200 aC. Lo relevante de esta información es que se trata de los restos de una fémina que padeció cáncer mama, lo que se convierte en la evidencia más antigua de la historia.
Sus huesos muestran un enorme deterioro por un agresivo cáncer de pecho. El Ministro de Antigüedades, Mamdouh el-Damaty, dijo que a través de estudios científicos se pudo determinar que los restos óseos de la mujer muestran un daño grave por metástasis, es decir provocado por la extensión de un cáncer.
Y aunque en la actualidad, el cáncer de mama es una de las Enfermedades que más mujeres matan en el mundo, no se habían encontrado muchos casos similares en los registros arqueológicos, en comparación con otras enfermedades que, se ha determinado, tienen millones de años afectando a los humanos.
Pero el hallazgo, junto con la evidencia reportada el año pasado por investigadores británicos de cáncer metastásico en un esqueleto de 3.000 años de antigüedad hallado en una tumba en el actual Sudán, sugiere que el cáncer en la antigüedad se dio principalmente en el valle del Nilo.
El equipo antropológico de la Universidad de Jaén, dijo que la mujer egipcia era una aristócrata de Elefantina, la ciudad más austral del país y destacó que sus restos le cuentan al mundo que durante su enfermedad estuvo bien atendida y que recibió todos los cuidados que en esa época se otorgaban a un enfermo terminal, hasta el momento mismo de su muerte.
La medicina en el antiguo Egipto se enseñaba en las "casas de la vida" adjuntas a los templos. En ellas se realizaban los cuidados especiales a los enfermos y se formaba específicamente a los médicos por medio de prácticas controladas por los sacerdotes, prácticas que luego aquellos ejercían con la clientela. El conocimiento que tenemos sobre el tema proviene del contenido de diversos papiros: el papiro Edwin Smith, donde se describen ocho casos de tumores o úlceras del cáncer que fueron tratados con cauterización, con una herramienta llamada "la orquilla de fuego".
En el escrito dice que no existe tratamiento para la enfermedad.
Los restos óseos de esta mujer egipcia fueron hallados en la necrópolis de Qubbet el-Hawa, al oeste de la ciudad sureña de Aswan, y en estos días se llevan a cabo las investigaciones necesarias para descubrir las posibles causas del cáncer y su propagación por los huesos, agrega el comunicado del Ministerio egipcio de Antigüedades.