¿Sabías que el aceite de cannabis viene demostrando su efectividad en la reducción de cáncer de mama y pulmón, entre otras? A partir de 1974, en experimentos realizados con ratones de laboratorio, los resultados favorables abarcaron un 36%. Este aceite se obtiene por medio de compuestos activos, como los tetrahidrocannabinol y cannabinol (THC y CBD). Parece ser que cada vez resulta más difícil ocultar los beneficios terapéuticos de esta polémica hierba, amén de otras terapias curativas que, al parecer, interesa ocultar a la mayoría.

En ratones, cuya genética fue previamente modificada (MMTV-neu), con el fin de que sus genes hicieran crecer la misma estructura agresiva, similar a la que desarrollan las personas, en casos de cáncer de mama, científicos de la Universidad Complutense de Madrid, evidenciaron que, tras aplicar a los animales el TCH (principio activo del cannabis), la proliferación de células cancerígenas se redujo considerablemente.

Estos estudios demuestran que los tumores de cáncer de mama, se ven visiblemente reducidos tras la aplicación de cannabinoides. Esperanzador, si se tienen en cuenta, la cantidad de muertes que provoca en las mujeres este tipo de cáncer (ErbB2) que, en una etapa ya avanzada, puede llegar a extenderse por la zona pulmonar. En estos casos, la esperanza de supervivencia es mínima, como se ha comprobado con los actuales tratamientos.

Y aquí vuelve a salir a relucir el fructífero negocio de las farmacéuticas. Hablemos del genérico trastuzumab (Herceptin), por el que los pacientes pueden llegar a pagar miles de dólares anuales. Es pues comprensible que, si se llegaran a reconocer y a integrar mundialmente las bondades terapéuticas del cannabis, el gran monopolio de los laboratorios farmacéuticos caería en picada.

Y es que, compañeros sufridores, no hay mejor negocio que el cáncer. Por ello la encarnizada batalla que se viene dando contra la legalización terapéutica de la marihuana. A estos ricos laboratorios, carentes de empatía y sobrados de millones, les importa un pimiento el dolor de millones de personas. Ya ni hablar de plantar en tu propio jardín. Al menos seamos conscientes de que la prohibición del uso de esta planta no es algo pensado para nuestro bien, sino para el abultado y ambicioso bolsillo de las farmacéuticas. Paternalismos aparte.