En la capital española, un autobús anaranjado recorre las calles con la leyenda “Los Niños tienen pene. Las niñas tiene vulva. Que no te engañen”. Abajo, en letras de menor tamaño y con un color menos llamativo se lee: “Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo”.

Se hicieron oír

La organización ‘Hazte Oír’, cuyos objetivos, según indican en su perfil de Twitter son “promover la participación política y defender la vida y la dignidad humana”, es responsable de esta campaña.

El fin último de la colocación de la publicidad en el autobús es, según citó el diario El Mundo, “denunciar las leyes de adoctrinamiento sexual que se han aprobado en varias comunidades autónomas para promover la diversidad sexual entre los menores”. Para la mencionada organización, siempre según el mencionado matutino español, esto vulnera “la libertad de educación y el derecho fundamental de los padres a educar a sus hijos”.

La campaña, ya desde su anuncio, provocó reacciones de apoyo y de rechazo en las redes sociales, los medios de comunicación e incluso en las Cortes de Justicia. Al momento de redacción de este artículo una petición en la plataforma Change.org en la que se solicita al Ayuntamiento la “retirada inmediata del autobús transfóbico infantil” tenía 112.316 firmas y planeaban llegar a las 150.000.

No me caben dudas de que lo lograrán.

Respeto selectivo

El caso llamó especialmente mi atención cuando una famosa prostituta, actriz porno y activista argentina a la que le gusta denominarse “puta y feminista” (y de quien admiro su defensa a la libertad de las mujeres de elegir prostituirse sin que esto implique necesariamente su victimización o que hayan sido captadas por una red de trata de personas), publicó en su perfil privado de Facebook la petición de Change.org con el siguiente comentario: “Si no lo quitan antes de que llegue a Barcelona, mis compañeras que están ahí van a quemarlo”. Le hice saber mi asombro por lo leído y los sentimientos contradictorios que me provocó leer eso de alguien que se muestra como una persona ‘open-mind’ y que celebra la diversidad.

¿Acaso las únicas diversidades de pensamiento que celebran los “progres” son aquellas acordes a las consignas que proclaman? Como respuesta recibí el bloqueo en la red social así que me quedará como incógnita cómo alguien puede vivir con ideas diametralmente opuestas coexistiendo en su mente.

Si bien es curioso, lo ocurrido no es nada a lo que no estemos acostumbrados. El concepto de libertad de expresión, nacido, por supuesto, en atmósferas liberales, fue apropiado por la izquierda de un modo selectivo: “Exigimos libertad de expresión siempre que no se diga algo contrario a nuestros ideales”, pareciera ser la consigna. El caso del “autobús transfóbico” y las amenazas piromaníacas que contra él fueron efectuadas, quedará como un ejemplo más de esta verdad que ya sin tapujos sale a la luz.