Siempre imaginé que la vida es una manifestación constante de política. De diversas políticas, si uno quiere, pero siempre políticas: ciencia de la comunicación, aplicación de experiencias, cruce de opinión, etc. Políticas, vio?

Bueno, la cosa parece no ser tan simple para algunos personajes "muy despiertos". Especulan con que uno vea mucha televisión, partidos de fútbol al por mayor, novelas malas, regulares o muy malas, pero televisión al fin y al cabo. Ni hablar de los noticieros que más que eso, parecen culebrones de mentiras, intrigas y varias yerbas más, por los que, si uno pensaba informarse.

¡Perdón! INFORMARSE, se equivocó.

Estos "muy avispados" señores sacan cálculos todo el día, y estoy seguro que tienen un buen grupo de asistentes que les informan, paso a paso, cómo aprovechar el "Cambalache 2015" en el que vivimos. Todo será útil, y si no lean, fíjense en lo acontecido en estas últimas semanas en Córdoba, con sus varias "ciudades dormitorio" dañadas por un fuerte temporal, para darse cuenta de lo que digo.

Intendentes recibiendo a todos los medios inimaginables...cuando ya pasó la tormenta. Antes: ¿prevención?, ¿obras destinadas a prevenir estos lamentables hechos? ¡No, qué va! En esas ocasiones no se encuentra a uno solo de ellos: "Razones de agenda" aducen (aunque ineptitud es la traducción).

Los aspirantes al cetro (a un cargo), tienen la solución a todo; ¡no se les escapa una! En campaña prometen que construirán un puente acá, que crearán una comisión para que las propias nubes anuncien las lluvias y sus milimetrajes...

¿De dónde saldrá la plata? También tienen la respuesta; mil ideas y ¡sin aumentar los impuestos!

Eso sí; cuando son elegidos por los ciudadanos como yo, que creemos en esos cantos de sirena, de repente ¡Se olvidaron de todo! Las puertas se cierran, los cedulones se incrementan (en cantidad de impuestos) y los valores se van a las nubes (a esas que iban a anunciar cuánta agua iba a caer, ¿se acuerdan?). No hay soluciones mágicas, dicen, y así se pasan cuatro años -por lo menos- mirando para otro lado.

Salvo a los dos años y medio, más o menos, que intentan su reelección: políticos.

A mí me resulta fácil comunicarme con la gente, pero no logré ser político. ¡Menos mal! Veo a tantas personas discutiendo si este es mejor que aquel; que si el partido de la vuelta es mejor que el de la esquina; que este va hacer tal cosa y que aquel no sabe de qué habla... Y no se dan cuenta que todos son iguales, señora, señor: ¡I-gua-les!

No es sencillo hacer entender esto al grueso de la ciudadanía. Es como ocurre con nuestro equipo de futbol preferido: puede ser el peor, prometernos el oro y el moro -dijera mi viejo-, pero le somos fieles nosotros, los que pagamos más y más cada año, por el mismo mal servicio. Nosotros, los que vemos cómo fulano o zutano se hizo rico y no sabemos (ni nunca sabremos) cómo lo logró con un sueldo mensual.