Esta es una simple nota con la que busco demostrar que las cosas se estánhaciendo mal. Podrán pensar ¿Quién es esta persona para decir cómo es que sehacen las cosas?, y es por eso mismo que en estos párrafos me voy a dedicar aopinar al respecto de lo que me interesa, de lo que me genera y motiva todoslos días. Opinar al respecto porque sé muy bien que lo que voy a tratar acontinuación nos involucra a todos por completo.

Es un tema delicado que pocas personas tienen presentes, y que ala vez muchos saben de él pero no quieren involucrarse por miedo a modificar sucómodo estilo de vida.

Sí, estilo de vida, eso que algunos definen como elconjunto de hábitos y costumbres que llevamos a cabo en el día a día, que estáncondicionados por lo que nos muestran y vemos en los medios. Los invito a abrirla cabeza, pensar y seguir leyendo.

Nos encanta decir que vivimos en un mundo injusto, pero lapregunta es ¿el mundo es injusto? ¿O más bien los injustos somos los que noshacemos llamar la especie superior y dominante del Planeta Tierra? Creo que losinjustos aquí somos nosotros, poradoptar este lifestyle consumista y egoísta por sobre todaslas cosas.

Estilo de vida que nos enseñó a preocuparnos por estar “a la moda”en vez de preocuparnos por lo que hay detrás de la prenda que llevamos puesta.

Acomprar objetos materiales sin sentido alguno, sin fundamentos, simples gadgets que lo único que hacen essimplificarnos y también complicarnos las cosas, pero que aún así están a lamoda, y es por ello que debemos hacer todo lo posible por tenerlos.

Estos tipos son genios de la publicidad y saben muy bien como atraer alconsumidor, simulan descuentos de hasta el cincuenta por ciento (50%) en unproducto, pero el precio del mismo es el original, solo que lo presentan comosi el producto fuera más caro de lo normal, aprovechándose el desconocimientodel consumidor para engañarlo con precios irreales en oferta.

Busco que se den cuenta frente al engaño queestamos y también que conozca un poco eldetrás de las empresas. El único fin de las mismas es generar dinero, esepapelito de colores que solo sirve para comprar, tirar y volver a comprar. ¡Nique se pudiera comer!

Estas empresas instalaron el sistema “ObsolescenciaProgramada”, sistema que condicionó el estilo de vida del que hablo arriba.Ellos deciden cuánto duran las cosas, y qué debes comprar.

Tienen el controlabsoluto sobre nosotros. Y critico esto también porque la tierra no puederevertir nuestros errores, y nos estamos abusando de ella. Estamos extrayendodel suelo sin tener en cuenta las consecuencias. 

Tampoco tenemos conocimiento de que sucede con la mayoría de losresiduos que tiramos. En esta oportunidad quería mencionar los residuoselectrónicos. Los mismos son desechados sin ningún tratamiento previo, lo queimplica que los metales pesados que contienen sus baterías y componentescontaminen cursos de agua y suelos al punto de volverse inutilizables.

Creerán que todo lo dicho en esta nota no tienesolución. La solución no va a depender ni de los políticos, ni delas empresas, ni de la tierra misma; va a depender pura y exclusivamente decada uno de nosotros como consumidores.

Dejando de consumir un sinfín deproductos que no mejoran nuestra calidad de vida sino que la perturban. Ahorala pregunta es, ¿realmente es necesario cambiar el celular todos los años? Esmás, quisiera que se pongan a pensar ¿cuándo fue la última vez que cambiaron elcelular? ¿Y antes que ese último, cuanto les duro el anterior? ¿Y el anterior aese? Habrán notado que la durabilidad de los celulares fue decayendo de 5 añosa 3, luego 2 y actualmente 1 año, ¿acaso no es así? Lo importante aquí, es quepensemos antes de ingresar los datos de la tarjeta y razonemos realmente si loque queremos comprar es realmente necesario.