Todavía, ante un caso de femicidio o una desaparición, los medios de comunicación, la política, la justicia y también la sociedad argentina siguen cuestionando a las víctimas.

El acoso callejero no es un piropo suelto al pasar. Hoy, en Argentina, las mujeres reciben palabras fuertes, groseras. Reciben persecución y acoso, que muchas veces termina de la peor manera. En secuestro, violación y muerte.

Hace seis años se aprobó la Ley de Protección Integral a las mujeres (25.458) y todavía quedan cuentas pendientes contra la violencia de género.

En la actualidad cinco mujeres son asesinadas por semana en la Argentina según informa la organización no gubernamental 'La casa del Encuentro'. Y esta problemática no parece detenerse.

Es la mujer la que muchas veces no puede, o no sabe defenderse. Porque no tiene los medios económicos suficientes para irse de su casa. Porque tiene hijos amenazados. Porque psicológica y sexualmente fue atacada por quien creyó ser el amor de su vida, y hoy es su mayor pesadilla.

¿Cuántos casos más deberán pasar en la sociedad para que el Estado haga algo? Me vienen nombres al recuerdo, de los últimos casos de mujeres muertas en Argentina. Melina, podría haber sido tu compañera de escuela. Marita Verón tu vecina.

Ángeles tu mejor amiga. Candela tu hermana. Y la lista sigue.

En el caso de las adolescentes que desaparecen de sus casas, hay que empezar el análisis desde adentro. ¿Qué la llevó a querer irse? ¿Qué saben los padres de sus hijos? 

Si bien debe existir un respeto por la privacidad. Hoy, la conexión a Internet a modificado los límites de lo público y lo privado.

Controlar sin invadir a nuestros hijos en lo que suben a las redes sociales, o con quienes hablan, es un punto de partida.

Una buena contención familiar, reglas claras, mucha comunicación, deberían ser suficientes para que las niñas que se están convirtiendo en mujeres sepan a qué enfrentarse al salir al mundo.

Porque el acoso callejero estará presente porque hay inseguridad porque hay secuestros. Y mientras que la justicia no cambie la situación, somos los padres los que tenemos que mejorar las medidas de cuidado. No es momento de callar.