La actriz venezolana Catherine Fulop, fue víctima ayer de lainseguridad que no ceja un solo día en la tarea de hostigar a los ciudadanos. La actriz seencontraba circulando por Álvarez Thomas, en la Ciudad de Buenos Aires y pasando Avenida de los Incas cuandoel tránsito iba muy lento, observó una moto que se encontraba sobre la vereda.Repentinamente ve que el delincuente golpea el vidrio con un objeto punzante yéste estalla cayéndole los vidrios en un ojo y la cara. Ella estaba tranquilapues tenían una suerte de blindaje en el vidrio del automóvil, pero al ver quelogró acceder al interior del auto, se aferró mas a su cartera, obligando alindividuo a vencer esa resistencia y se la arrancó.
Catherine contó a diversosmedios que eran 400 pesos nada más los que llevaba consigo, pero un rosario que tenía en la cartera, era loque más lamentaba le hayan quitado.
Por su parte, el conductor Matias Martin, tuvo unadesagradable experiencia cuando le robaron su moto a la salida del estadioMonumental de Nuñez. Un policía le había dado indicaciones para que laestacionara en determinado lugar, pero Matías la ubicó más lejos, en un lugarapartado donde no estuviera a merced degolpes o rayones, ya que había muchas motos en el mismo lugar. Pero lo que ocurrió realmente fue que cuando salió no había nada, la motono estaba.
Esta modalidad delictiva denominada "motochorros", es muy peligrosa.
Los individuos circulan a altas velocidades por calles estudiadas previamente, y en el momento oportuno arrancan las posesiones de la gente de sus manos.
Es notable nuestra reacción cuando esa realidad que no teníamos en cuenta porque la disfrutamos a diario, es vulnerada de una forma tan violenta. El hecho es que los protagonistas de esta odisea son actores, pero no intocables y menos para los delincuentes, quienes se llevaron sus pertenencias.
El conductor dijo a la Prensa que fue "un sinsabor a la salida del partido", pero que estaba pensando ya qué otro vehículo se iba a comprar..."me subí a un taxi y me fui", comentó a los periodistas, con resignación.
El brazo de la ley tarde o temprano llegará.