Son muchos quienes hoy eligieron no votar aun sabiendo las consecuencias que eso puede tener. Sus razones son muchas y diversas.


Inconformidad con el sistema



Franco Daniel Amatí fue candidato a legislador porteño por el Partido Liberal Libertario (PLL) en las elecciones de 2013 pero en esta ocasión, ya sin la pretensión de ocupar un cargo público aseguró que no fue a votar. Consultado sobre las razones de su decisión explicó que “un mayor porcentaje de ausentismo electoral dejaría en evidencia que el aval a este sistema no es total y en parte colaboraría a deslegitimarlo”. 


Puede parecer una contradicción su abstención en estas elecciones teniendo en cuenta su participación como candidato en la anterior, pero él no lo ve así. “Nunca creí en la política tradicional y partidaria como solución a nuestros problemas sociales. Pero sí creo que es una vía desde donde difundir ideas. Probablemente tenga más recepción y difusión que desde una fundación o centro de estudios”, aclaró Amati.


En cambio Gonzalo Blousson, quien fuera también fue candidato a legislador por el PLL en 2013, sí efectuó su correspondiente voto aunque lo consideró una obligación que debía sacarse de encima. “Espero que algún día entendamos que elegir amos periódicamente no nos hace libres”, escribió en su muro de Facebook.


Movimiento Kilómetro 501



Muchos se sumaron a lo que se conoce como 'Movimiento kilómetro 501'. Amparándose en la Ley Electoral que permite la abstención de voto para quienes se encuentren a más de 500 kilómetros de distancia del lugar en el que les corresponde realizar el sufragio, los integrantes de este movimiento viajan en cada elección a un sitio que los exima de votar. Para los porteños el lugar tradicional es Sierra de la Ventana y se reúnen allí en cada elección.


Motivos religiosos



Las razones que tienen otros para abstenerse de votar no son políticas ni sociales sino religiosas. Eso es lo que ocurre, por ejemplo, con los miles de testigos de Jehová que habitan en nuestro país. “Los testigos de Jehová tenemos motivos religiosos, basados en la Biblia, para no involucrarnos en asuntos políticos. No constituimos un grupo de presión política, no votamos por ningún partido o candidato, no nos presentamos a las elecciones para ocupar un cargo público y no promovemos cambios en el poder”, se asegura en el sitio Web oficial de la organización para luego aclarar que, a pesar de eso, respetan a los gobiernos y no constituyen ninguna amenaza a la seguridad nacional.


¿Qué le espera a quien no vota?



La no emisión del voto es una infracción que está penada con multas de entre 50 y 500 pesos. Además el ciudadano queda asentado en el registro de infractores y se le impide realizar trámites públicos por un año y ocupar cargos públicos durante tres.


Al respecto, Amati dijo que, según él, el voto debería ser voluntario y que “ejercer coerción mediante multas o penas a personas pacíficas que no violan derechos de terceros es una actitud mafiosa propia de matones y no de una sociedad civilizada”. “Me parece que debemos comprender que cada uno de nosotros puede tener su propia opinión sobre el escenario político actual. Pretender obligar a personas a participar de un sistema que consideran injusto es muestra de que predomina una visión autoritaria y primitiva donde triunfa el más fuerte que, en este caso, es el garrote del Estado”, explicó para terminar.