La nueva estación y los cambios bruscos de temperatura, los vientos, el frío y las partículas que abundan por el aire, marcan la necesidad de prestarle más atención a la piel y reparar algunos daños que derivan del verano.
En otoño la piel sufre continuas agresiones. Durante los primeros meses del año este órgano pierde tonicidad, se reseca con facilidad, se opaca, se siente menos tersa, se ve tirante, sin vitalidad, pierde su brillo natural. El verano deja su huella y muchas veces surgen manchas inesperadas y los pliegues se hacen más notorios.
Surgen muchas preguntas y dudas, ¿y ahora qué hacemos? ¿Cómo podemos devolverle su elasticidad natural? ¿Cómo debemos cuidarla?
Durante el verano el calor y el sol son los principales agresores de nuestra dermis; en otoño lo serán el viento y el frío ya que la resecan mucho. Cuidarla es una tarea diaria que debemos incorporar a nuestra rutina. Limpiarla, tonificarla e hidratarla serían los pasos básicos, y realizar una exfoliación, al menos una vez a la semana que ayude a remover celular muertas, dejará la piel más suave, tersa y con brillo natural. El sol está presente todo el año, la única diferencia de acuerdo a la estación, es la intensidad del mismo. En otoño-invierno la intensidad es menor, con lo cual debemos proteger la piel del sol durante todo el año con protectores solares.
Es muy importante tener ciertos cuidados en nuestro hogar, como disponer de la humedad adecuada. La calefacción reseca el ambiente y por ende, a nuestra piel; la sequedad es uno de los factores que más la afecta durante este período del año. La cara, las manos y el cuello están expuestos permanentemente a las inclemencias del tiempo, es por eso que hay que extremar la hidratación de la piel y su protección con una crema, un protector solar.
Una de las zonas que más se perjudica con la sequedad es el contorno de los ojos; es la piel más fina de la cara y al estar reseca hace que aparezcan más arrugas. Para su cuidado es fundamental la incorporación de una crema especial para esta área, que le devolverá elasticidad y las arrugas se harán menos notorias. Los labios es otra zona muy delicada que sufre mucho el frío, para evitar que se resequen se puede recurrir a los bálsamos labiales que hidratan muy bien, o la tradicional manteca de cacao, o alguna crema con vitamina A.
Es imprescindible para cuidar la piel en otoño evitar la sequedad, con lo cual debemos hacer especial hincapié en la hidratación y beber abundante agua.