Una mala hidratación puede no solo afectar en la visión, también repercute en la atención y memoria a corto plazo. Haciendo que aumente nuestro cansancio y somnolencia. La falta de líquidos altera la actividad cerebral y otros sistemas cognitivos. Además, en una persona con deshidratación severa, la perdida de líquidos conlleva a la producción de hormonas de estrés. Esto afecta en la percepción, habilidad dimensional o sensorio motora.

Las personas deshidratadas tienden a perder más agua y sales minerales de nuestro cuerpo; que se ve perjudicado por el exceso de calor, el ejercicio enérgico, o la falta de ingesta de líquidos; o por consecuencia de todos estos.

Esto es a causa de una cuantiosa eliminación de líquidos y la mala o nula recuperación de estos, de la manera correspondiente.

Una deshidratación leve o de grado moderado es cuando alcanzamos a perder entre el 1 o 2 % de agua de nuestro cuerpo, viéndose afectado negativamente la actividad cognitiva, en esta medida puede verse afectada la memoria a corto plazo procediendo por igual a cualquiera de cualquier edad.

Un nivel de deshidratación grave es cuando llegamos a perder el 5 % de agua en nuestro cuerpo, es menos habitual, pero aún así hay que tomar precauciones. En los casos más severos, ocasiona la muerte en 5 días.

Soluciones para la deshidratación:

Es necesario alcanzar un balance de agua en nuestro organismo.

La sed es la primera señal que utiliza nuestro organismo para avisar que estamos deshidratados, insuficientes de líquidos. Aunque esta sed va a ser una alarma de prevención tardía. Cuando por fin tengamos sed, es casi posible que inculpemos a la deshidratación.

Es por esto que siempre se recomienda que se beba continuamente líquidos, entre los 2 y 5 litros al día.

Por ejemplo, podes tomar dos vasos de agua antes de desayunar, uno o dos vasos de agua en el almuerzo, dos vasos de agua como a las cuatro de la tarde, dos vasos más de agua a las siete de la tarde, y podes terminar el día con dos vasos más de agua unas horas antes de dormir, puede ser como a las diez de la noche. La distribución de la ingesta de líquidos, puede variar según cada persona, según sus horarios, o la cantidad de litros que le puedan llegar a caber en sus cuerpos durante todo el día.

La reestructuración de cada cuerpo, va depender de cada uno. Está en cada persona querer recuperarse poner de sí mismo y empezar a hacer las cosas bien. Nuestro cuerpo no puede solo, nos necesita. Y si no somos nosotros, ¿quién lo va a hacer?.