Se cumplen hoy cincuenta años de uno de los episodios más extraños de la leyenda negra de la Música, la muerte del cantante soul Sam Cooke. Cooke fue asesinado a tiros en 1964, tal día como hoy en un episodio un tanto oscuro que a día de hoy todavía despierta múltiples teorías. En el momento de su muerte era la máxima figura de la música negra de su momento, se le consideraba junto a Otis Redding el "rey del soul" y en los últimos ocho años llevaba nada menos que treinta hits en las listas de éxitos. Algunas de esas canciones son hoy universales, tales como "A change is gonna come", que utilizó el Presidente Barack Obama para celebrar su victoria electoral, "Bring it on home to me" o "Wonderful World".
La noche de su muerte Sam Cooke había estado cenando con ejecutivos de la industria de la música angelina. Le acompañaba una belleza euroasiática llamada Lisa Boyer. Boyer decía que era "cantante" pero pocas semanas después de la muerte de Cooke fue detenida por prostitución.
En un momento de la velada, ambos se levantaron y se despidieron de sus acompañantes. Previo paso por un club de Los Angeles tomaron rumbo al Motel La Hacienda, que por entonces estaba en South Figueroa. Allí, sobre las tres de la mañana se produjeron los hechos.
Según cuenta Lisa Boyer, ella solo había acompañado al cantante a la habitación del motel para hablar sobre "su carrera". Pero este tenía otras intenciones.
La acosó e intentó desnudarla mientras se desnudaba él mismo. Lisa huyó por la ventana del servicio y se dirigió a una cabina para llamar a la policía. En ese momento, solo vestido con una chaqueta, Sam Cooke salió a recepción donde la recepcionista, creyéndole agresivo, le disparó acabando con su vida.
Esta curiosa historia fue creída por la policía que nunca se preguntó dónde estaban los 3000 dólares que llevaba encima Cooke al salir del club y que nunca se encontraron o, por ejemplo, por qué su cuerpo estaba lleno de golpes y heridas.
Poco tiempo después la recepcionista moriría también asesinada en un oscuro episodio nunca aclarado. Lisa Boyer terminaría en la cárcel. Las sospechas acerca de un crimen ordenado por la mafia de la industria musical nunca se aclararon.