Hay tensión dentro de Gran Hermano 2015. Mariano Verón, el apodado Ricardo Fort de Córdoba, sacó a relucir su costado violento para amenazar a la producción del reality. El participante se enfureció por los pocos días de gym que le permiten, por lo que advirtió que abandonaría a patadas la competencia si es necesario.

La amenaza de Mariano tuvo lugar dentro de confesionario, en donde recibió la notificación que estaba sancionado por robar dos mancuerdas. "Yo las robé porque me pareció una burla que den tres días de gimnasio", explicó Verón, para luego resaltar que "sino la paso bien me voy".

En su descargo, el hermanito cordobés también resaltó que no ingresó a GH 2015 por el premio final, que contempla una importante suma de dinero. Para el empresario, que no pierde tiempo de jactarse de los bienes con que cuenta afuera de la Casa, la recompensa para el ganador de la nueva edición del reality no vale la pena: "Me dijeron 500 mil pesos, que después con los impuestos quedan 350. Yo por esa plata, Gran Hermano, no me vuelvo loco".

Lo que sí lo enloquece a Mariano es no poder entrenar todos los días. Por eso le exigió a la producción que le den dos mancuerdas para poder ejercitar cuando no tenga a su disponibilidad el gym. "Vos sabes que tengo una personalidad agresiva. La producción lo sabe.

Por eso, para no terminar mal, porque en un momento me voy a poner loco", advirtió.

Hacía al final, el Fort cordobés aseguró que siente "desesperación por el gimnasio", buscando de algún modo disculparse por su conducta.

Vale recordar que, faltando minutos para entrar a la casa de Gran Hermano 2015, Mariano le había pedido a Jorge Rial -conductor de las galas- que le prepara un buen gym para poder entrenarse todos los días.

Ya en ese entonces, el cordobés había amenazado con salirse de la competición sino cumplían con su pedido.

¿Mariano padece vigorexia?

La vigorexia o "complejo de Adonis" es un trastorno que padecen mayormente los hombres. Consiste, al igual que la anorexia, en una fuerte preocupación por la figura corporal. Los que padecen este trastorno se ven a sí mismos como débiles, tan flacos y faltos de atractivo que se refugian en largas rutinas de ejercitación muscular para mejorar su aspecto.

De este modo, se obsesionan con mantener una firme y dura rutina de ejercicios. De no poder mantenerla, la conducta se torna violenta.