Prueba de Fuego es la segunda parte de Maze Runner(Correr o Morir), que se estrenó hace un año atrás, siendo todo un éxito. Una película pensada para entretener a jóvenes adultos. Con una temática similar a “Los juegos del hambre” o “Divergente”, ha sabido captar adeptos en muy poco tiempo. La primera parte nos presentaba a un grupo de adolescentes con pérdida de memoria que se despiertan de improviso a la puerta de un inmenso y oscuro laberinto, sin conocer dónde están ni que les espera allí adentro y con dos alternativas: una de seguir viviendo ahí, abastecidos de comida y enfrentando misterios a diario, o entrar a los corredores del laberinto y aventurarse en lo desconocido.
Protagonizada por el joven actor Dylan O’Brien, conocido entre el público juvenil por pertenecer a la exitosa serie televisa Teen Wolf. Sólo unos pocos afortunados en la película logran seguir con vida. El final nos dejaba con su protagonista y un par de amigos frente a un mundo desvastado y un grupo de soldados que los toman por sorpresa.
Esta segunda parte, basada en la trilogía del escritor James Dasher, es más asfixiante, sombría y exasperante. Su director es Wes Ball, quien cita a “El imperio contraataca” como referencia. La primera parte nos planteaba un cambio de la adolescencia a la adultez, al hacer a un grupo de jóvenes responsables por sus actos y decisiones frente a un destino desesperante.
Esta continua con esa línea y continúa exacta donde terminó la primera. Nos muestra al grupo tomando nuevas decisiones para encontrar una respuesta o alguien que les explique por qué una organización los ha tomado de prueba de estudios. Escapan de un laboratorio, cruzan el desierto, enfrentan zombies y descubren porque la civilización está destruida.
Se suman nuevos personajes queribles y también detestables. Algo interesante es ver los cambios planteados a los protagonistas como es el de “Teresa” y clave en el destino de los jóvenes.
La película no resulta original y cae en lugares comunes. Resulta algo larga pero de todas manera entretiene y soprende al espectador. Con cierta similitud a Lawrence de Arabia, películas de Harrison Ford como Indiana Jones o escenas copiadas del videojuego “The Last of Us”, este producción lleva al límite a sus protagonistas, deja más incógnitas al público, evoluciona en dinámica y complejidad a su antecesora.
Tendremos que esperar la última parte de Maze Runner, la cura mortal para conocer el destino de los jóvenes aventureros. Por ahora con la gran cuota de intriga y diversión se puede decir que la prueba está superada.