Beijing es una ciudad con nuevos y fantásticos monumentos escultóricos diseñados por Zaha Hadid y Rem Koolhaas; que ha albergado los Juegos Olímpicos (2008), y que ahora ha levantado la mano para ser sede de los Juegos de Invierno 2002. Tiene una infraestructura que la coloca entre las más modernas del mundo y que planifica la construcción de un aeropuerto de $ 13 mil millones de dólares que, se espera, esté entre los más activos del mundo, cuando se inaugure en 2019.

Sin embargo, en comparación con China y otras megaciudades verticales, esta gran ciudad sigue siendo una tradicionalista en el corazón.

Pero para comprender verdaderamente Beijing, uno tiene que adentrarse en los barrios hutong restantes, en sus callejones tradicionales alineados con casas con patio y oler las batatas asándose en carbón en el invierno.

Si quieres conocer la nueva Beijing y vas de pasadita, no puedes dejar de visitar el Templo Lama (también conocido como Templo Yonghe), que se erige como un recordatorio de lo verdaderamente espiritual. Pekineses oran en medio de pinos retorcidos con la quema de varitas de incienso, mientras que los monjes ofrecen bendiciones silenciosas con granos traídos por los visitantes de los rincones ocultos.

Fuera de la preciosa entrada gingko está forrado de tiendas repletas de chucherías e incienso budista; los sonidos de la música tibetana flotan por la calle. La admisión es de 25 renminbi, o alrededor de $ 4 en la tasa de 6 renminbi por dólar.

Si lo que quieres es pasar un buen rato, los hutongs tradicionales alrededor del Templo Lama son un lugar fantástico para disfrutar de la vida en la calle de Beijingn en donde encontrarás un sinfín de tiendas de camisetas y bocadillos. Aquí los lugareños se reúnen para juegos de mah-jong nocturnos y tomar cerveza. Después, puedes continuar por el pub crawl hutong en el cercano Slow Boat Brewery Taproom, que fue inaugurado hace poco más de dos años por un par de estadounidenses.

Es fantástico porque cuenta con más de una docena de cervezas de barril sin pasteurizar que no puedes dejar de disfrutar.

Para una buena comida, el Chuan Ban es ideal; está bien iluminado y es divertidamente ruidoso. Este sitio en Beiging ha mantenido un público fiel entre los lugareños por su auténtica comida exótica. El menú contiene algunos platos desconcertantes, como labios de pato picante, Mapo doufu (cubos de tofu en carmesí, chile en aceite y cubierto de granos de pimienta de Sichuan) o bolas de camarón fritas repletas de cerdo, conservas de verduras y chiles picados.

Y si tienes un poco más de tiempo para turistear en Beijing, no dudes en hacerlo, pues es de por sí, un lugar exótico que vale la pena recorrer por días enteros.