Cada vez que una temporada acaba y un piloto está a punto de abandonar la escudería en la que en esa temporada milita ocurre lo mismo. La relación empieza a enfriarse poco a poco. Ya no se puede ser tan abierto con las especificaciones, a fin de cuentas en poco tiempo será parte de otra escudería y lo del secreto profesional no va con este deporte. Nadie quiere que cuenten sus secretos pero todos quieren que les cuenten los de los demás.

Este es un mundo cínico y lleno de competidores. Llega un día en el que ya no te muestran ninguna especificación y sencillamente llegas cada día a trabajar, te montas en el coche y tratas de sacar lo mejor de un coche que ya apenas es el tuyo.

Ocurre siempre y es más común de los que muchos podríamos pensar.

Ahora ha llegado la hora de que Sebastian Vettel empiece a sentir ese vacío que se le hace a todo piloto que abandona el barco. Es una parte del equipo pero solo los domingos y días de guardar. El resto del tiempo es la persona que se irá en unos días a otra casa a contar todo lo que pueda averiguar sobre los entresijos de un coche que trata de ser el mejor. Nadie admitirá que piensa eso de él, pero todos lo piensan. No es personal, solo son negocios.

El asesor del equipo energético, Helmut Marko, lo explicó de manera muy clara en una reunión con los medios de comunicación alemanes."Vettel ya no va a estar involucrado en reuniones ni va a recibir ningún tipo de información que afecte de alguna manera al desarrollo de la próxima temporada.

Esto incluye desde el diseño del cockpit hasta las configuraciones aerodinámicas que tengan que ver con el coche del próximo año". Vettel ya no es el niño mimado de Red Bull.

Añadido a esto está la negativa de la escudería a que el piloto pueda probar el Ferrari en Abu Dhabi. Han anunciado que quedará liberado de sus obligaciones con la escudería cinco días después del Gran Premio que se celebrará allí. Exactamente a tiempo para no poder hacer los test con su nueva escudería. Red Bull no va a dar a Sebastian Vettel ni agua.