Desde el inicio quedó claro que estesería un partido de desgaste. Ninguno de los dos equipos tiene aestas alturas del campeonato ninguna debilidad importante, con lo quecualquier ventaja que se pretendiera sacar de las deficiencias en laplantilla del rival eran prácticamente nulas. Por el contrario, eramucho más efectivo y mucho más probable que fuera una táctica quetuviera éxito tratar de forzar a los jugadores más importantes delotro equipo a arriesgar en algunas jugadas para cansarles o sacaralguna falta, con lo que el tiempo efectivo en el campo se reduciríalo suficiente como para que fuera mucho más útil que cualquiertáctica que se enfocase en un rival en particular para evitar quellevase la pelota hasta la canasta.

Con esta táctica en mente ambosequipos fueron poco a poco centrando sus defensas en jugadores comoRussell Westbrook, Serge Ibaka, Dirk Nowitzki o Chandler Parsons.Mención especial a la defensa muy cerrada que los bases de OklahomaCity Thunder realizaron sobre Rajon Rondo, tratando de que la faltade compenetración con sus compañeros producto de que acaba dellegar a la franquicia se notase más de lo habitual. Con el paso delos minutos el encuentro se fue volviendo cada vez más denso ytrabado, lo que no estaba precisamente ayudando a que el espectáculosaliera a la cancha en todo su esplendor. Sin embargo, lo que sí seestaba logrando es un partido muy técnico que los aficionados albaloncesto de calidad, mucho menos centrado en los saltos desde lejosy que duran una eternidad y mucho más en los pequeños detalles quemarcan la diferencia, estaban disfrutando e incluso en laretransmisión se estaba notando como los antiguos jugadores estabanencantados con el partido.

Para cuando llegó el momento de echarcuentas y ver quién había ganado, los Dallas Mavericks estaban porencima, producto de un último cuarto en el que el desgaste habíaafectado mucho a unos Oklahoma City Thunder donde no estaba KevinDurant. Al final 107 a 112. Gran victoria para un gran partido.