Todo comenzó hacia fines de 1995 con la firma del Acuerdo Marco Interregional de Cooperación (AMI) entre ambos bloques. Allí, el Mercosur y la Unión Europea (UE) sentaron las bases para futuras negociaciones.

Cinco años después, las partes empezaron a negociar un Acuerdo de Asociación Interregional que consistía, en rasgos generales, en la liberalización del comercio interbloque. Sin embargo, las negociaciones fueron paralizadas en el 2005 en paralelo con la celebración latinoamericana por el rechazo al proyecto norteamericano del ALCA.

La década del '90 había estado marcada, en nuestra región, por el auge de las políticas neoliberales, los Tratados de Libre Comercio (TLC) y los procesos de integración.

De esta manera, el Mercosur había tomado una orientación puramente comercial y claramente marcada por las directrices del Consenso de Washington.

Hacia el año 2000, se empezaba a sufrir las graves consecuencias de las políticas de Washington: crisis cambiaria, estancamiento económico, deuda externa, déficit comercial, exclusión social, pobreza, precarización laboral, etc. En consecuencia de esta crisis, surgieron nuevos líderes políticos en la región, entre los que se destacan Lula (Brasil) y Néstor Kirchner (Argentina).

Estos líderes populistas y sudamericanos hasta la médula, cambiaron el rumbo de la región y del Mercosur. El bloque debía adquirir un carácter más político-social. Además, se le dio prioridad a las relaciones comerciales intrabloque.

Teniendo esto en cuenta, se comprende la decisión sudamericana de rechazar el Alca y ponerle freno a las negociaciones con la UE.

El Mercosur finalmente se consolidó y expandió sus fronteras, incorporando un nuevo miembro, Venezuela (hoy en día, Bolivia se encuentra en proceso de adhesión y Ecuador ya ha manifestado interés en adherirse), y celebrando nuevos tratados: Mercosur - CAN (2005); Mercosur- India (2005); Mercosur- Israel (2007); Mercosur-SACU (2008); Mercosur-Egipto (2010) y Mercosur-Palestina (2011).

Finalmente, luego de 10 años de parálisis, hoy vuelven a surgir las negociaciones UE-Mercosur en la agenda de los líderes políticos de la región. El principal obstáculo para el avance de las negociaciones se encuentra en que, tal cual en el caso del Alca y por normativa de la unión aduanera, el Mercosur debe negociar en bloque.

Aquí es donde surgen las divergencias y el choque de intereses entre sus miembros.

La presidenta Dilma Rousseff ha manifestado el interés de Brasil en avanzar en las negociaciones mientras que la Argentina no tiene interés en hacerlo, principalmente debido a la cuestión agrícola. También se cuestiona el tratamiento de otras áreas sensibles (capítulos de bienes y servicios, compras estatales). Finalmente, debemos mencionar que la Argentina fue demandada por la UE Y los EEUU, frente a la OMC, por supuestas medidas proteccionistas y trabas a la importación.

Uruguay, por su parte, también ha incentivado la aceleración de las negociaciones. Pero, ¿qué sucedería con Bolivia en el caso de que se concretice formalmente su entrada al bloque?

Bolivia se retiró de la CAN cuando no quiso negociar con la UE. Y ¿estará de acuerdo Venezuela con celebrar un TLC con la UE?

Lo cierto es que Dilma ha informado su interés en entregar, el próximo mes, la oferta brasileña a pesar de la negativa por parte de la Argentina. El anuncio se hizo público a través de su ministra de Agricultura, Kátia Abreu, al llegar esta mañana a Bruselas en el marco de la Cumbre UE-CELAC.