En abril, mes que más se publica acerca de los Animales no humanos por celebrarse su día el 29, se multiplican los artículos y los especialistas de diversas ramas científicas vuelcan con más asiduidad sus teorías.
Es notable el cambio de paradigma respecto al trato que dispensamos a las mascotas y a los animales en general. Hace sesenta años, fotografiarse junto a un animal que acababa de cazarse, equivalía incluso la admiración de muchos. Hoy día en cambio, la publicación de algo similar en las redes sociales, genera el repudio generalizado e incluso la demanda de castigo.
A modo de ejemplo, el padre del actual Rey de España, Juan Carlos de Borbón, debió disculparse ante la evidencia de haber estado practicando caza mayor.
En el seno de los hogares, sin embargo, muchas veces se suele observar una temprana agresión de los Niños hacia las mascotas con las que conviven. Una niña, un niño pequeño aprenden pronto que pueden causarle daño a un animalito. La mirada de un adulto puede sugerir que moderen su fuerza o que no lo maltraten, o advertirles para que se comporten correctamente con el animal.
Pero el verdadero desafío es que el niño controle lo que podría hacer con impunidad. Esto se logra cuando surge en él la empatía, la capacidad para ponerse en el lugar del otro y comprender su sufrimiento.
De esta forma se logra contener el impulso de lastimar a un tercero, no por miedo a eventuales castigos, sino porque percibe que causa dolor.
Sin embargo, no siempre se logra esa empatía.
Los primeros estudios sobre la interrelación entre el maltrato animal y conductas psicopáticas que conducirían a un riesgo social datan de 1961.
Las pautas donde se observa una mayor evidencia respecto al nexo entre el maltrato animal y el maltrato a otro ser humano indican que:
- Presenciar o perpetrar maltrato animal durante la infancia puede desembocar en patologías sociales en la edad adulta.
- El maltrato animal puede indicar maltrato hacia menores de edad.
- El maltrato animal es un recurso de poder en la violencia de género.
El agente especial del FBI, Allen Brantley, quien publicara un informe sobre la relación entre la crueldad animal y los asesinos seriales, manifestó que: "La crueldad hacia los animales no es una válvula de escape inofensiva en un individuo sano…es una señal de alarma".
Dicho informe advierte que, no basta con procesar a un agresor, sino que hay que romper con el espiral de violencia, y en ese sentido, el trabajo de otros profesionales puede ayudar muchísimo. Es muy interesante tomar en cuenta las experiencias de interacción de animales con delincuentes juveniles, entre otros.
La historia está repleta de casos de individuos que han cometido delitos aberrantes y que ejecutaron sus primeros actos de crueldad en la infancia, hacia los animales: Albert de Salvo, "el estrangulador de Boston", y el más reciente, Jeffrey Dahmer, quien empaló cabezas de perros, gatos y hasta ranas.
Remarcan los especialistas que el abuso animal y el abuso de niños suelen ir de la mano.
Expertos del mundo en psiquiatría coincidieron en afirmar que: "La evolución de una mayor y gentil relación entre la sociedad humana debe, entonces, estar ayudada por nuestra promoción de una más positiva y nutriente ética entre los niños y los animales".